La alimentación es una de las principales herramientas para llevar una vida saludable y evitar el desarrollo de enfermedades crónicas como afecciones cardíacas, diabetes y cáncer. El portal Healthline asegura que está demostrado que el cáncer, en particular, está muy influenciado por la dieta.
Por ello es importante incluir en la ingesta diaria productos que le aporten proteína, vitaminas y minerales al organismo, así como compuestos antioxidantes que ayuden a cuidar las células. La citada fuente asegura que muchos alimentos contienen compuestos beneficiosos que ayudarían a prevenir o disminuir el crecimiento de la mencionada enfermedad.
Algunas frutas son especialmente favorables para cumplir con este objetivo. Unas de ellas son las bayas, también conocidas como frutos rojos. Los arándanos, frambuesas y moras tienen un alto contenido de compuestos antioxidantes como polifenoles que reducen y reparan el daño a las células, además de ser ricas en vitamina C, según información de la compañía Roche, en su página web.
Estos frutos son capaces de ralentizar el crecimiento del tumor gracias al ácido elágico que contienen. Los arándanos, en concreto, poseen un elevado efecto antiinflamatorio y son una de las frutas con mayor contenido de quercetina, uno de los flavonoides más estudiados por su actividad anticáncer. Las cerezas, también resultan favorables gracias a que poseen ácido glucárico, que desintoxica el organismo de sustancias químicas producidas por el medio ambiente.
Healthline asegura que las bayas son fuente de antocianinas, pigmentos vegetales que tienen propiedades antioxidantes y pueden estar asociadas a un menor riesgo de desarrollar cáncer. Cita un estudio en el que 25 personas con cáncer colorrectal fueron tratadas con extracto de arándano durante siete días, lo que redujo el crecimiento de las células cancerosas en un 7 %.
Otra pequeña investigación suministró frambuesas negras liofilizadas a pacientes con cáncer bucal, y mostró que disminuían los niveles de ciertos marcadores asociados al desarrollo este padecimiento. “De forma similar, otro estudio en animales demostró que dar a los ratones un extracto de bayas, impedía la formación de varios biomarcadores de cáncer”, dice Healthline.
Con base en estos hallazgos, incluir una porción o dos de bayas en la dieta todos los días puede ayudar a inhibir el desarrollo del cáncer. No obstante se requiere de mayor investigación al respecto.
Otros alimentos que actúan contra el cáncer
Los tomates son uno de los alimentos que ayudarían a luchar contra el desarrollo del cáncer. Esto se debe a su contenido en licopeno, antioxidante que protege contra el daño celular y puede ayudar a detener el crecimiento de aquellas células que no están formándose de manera correcta. Los tomates cocidos contienen más licopeno que los frescos, según la información de Roche.
Al brócoli también se le atribuyen una serie de beneficios en este sentido. Este alimento contiene sulforafano, un compuesto que se encuentra en los vegetales crucíferos y que puede tener propiedades anticancerígenas potentes. “Un estudio in vitro mostró que el sulforafano redujo el tamaño y la cantidad de células de cáncer de mama hasta en un 75 %”, dice Healthline.
De manera similar, una investigación desarrollada en animales encontró que el tratamiento de ratones con sulforafano ayudó a eliminar las células del cáncer de próstata y redujo el volumen del tumor en más del 50 %.
También hay investigaciones que han relacionado una mayor ingesta de vegetales crucíferos como el brócoli con menor riesgo de cáncer colorrectal. Un análisis de 35 estudios mostró que comer más de este tipo de vegetales se asoció con un menor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal y de colon, pero se requiere de mayor investigación.
De igual forma, los alimentos muy ricos en fibra ayudarían a reducir la posibilidad de desarrollar cáncer. Esto se debe a que este nutriente ayuda a dar consistencia a las heces y mueve los alimentos más rápidamente a través del sistema digestivo. La fibra ayuda a nutrir una comunidad saludable de microbios que vive en el tracto digestivo. Esta comunidad se denomina microbioma y cuando ésta es saludable se asocia con un menor riesgo de que se produzca esta afección, indica el portal Cáncer.net.
Entre los alimentos ricos en fibras se encuentran, entre otros, los cereales integrales y semillas, incluida la cebada, la avena, kamut, el maíz y el centeno; el pan y pastas integrales, las legumbres, incluidos los fríjoles, las lentejas y los guisantes, además de las frutas y verduras.