El sueño es tan importante como alimentarse de manera adecuada. Dormir bien y el tiempo recomendado es clave para favorecer la salud del organismo.

Mientras las personas duermen, el sistema inmunológico se regenera y se fortalece frente al desarrollo de diversas afecciones.

Según el Instituto Europeo del Sueño, aunque el tiempo de sueño y su calidad dependen de la edad, restarle al menos tres horas a esta rutina es suficiente para reducir la efectividad de importantes células inmunológicas.

Dormir bien ayuda a mejorar la productividad y la concentración, reduce el riesgo de aumentar de peso, favorece la regulación de las calorías, ayuda a las personas a tener un menor riesgo de enfermedad cardiovascular y evita la depresión.

Cuando no se duerme bien es posible que se generen graves consecuencias. Diversos estudios han analizado el tema y, por ejemplo, uno de la Universidad de París Cité y el University College de Londres en el que los investigadores trabajaron con hombres y mujeres con edades entre los 50 y 70 años de edad, concluyó que dormir menos de cinco horas estaría relacionado con un mayor riesgo de desarrollar al menos dos enfermedades crónicas, como patologías cardíacas, cáncer o diabetes.

El sueño ayuda a disminuir la pérdida de memoria. | Foto: Semana

Los efectos de no dormir en 24 horas

Entre más horas seguidas las personas se mantengan despiertas, mayores pueden ser las afecciones negativas para el organismo.

Por ejemplo, si se permanece sin dormir más de 24 horas, es posible que esto cause malestar, irritabilidad, dificultad para concentrarse y cierta somnolencia que se va acentuando a medida que avanza el día, precisa una publicación de la revista GQ de México.

También se experimenta cansancio y algunas de las actividades que se realizan a diario pueden no ser tan fáciles de realizar e incluso volverse peligrosas, como es el caso de conducir un vehículo.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), cuando no se duerme este tiempo es como si la persona tuviera un grado de concentración de alcohol en la sangre del 0,1 %.

Es posible que la persona también sienta ira, se eleven sus niveles de estrés, haya pérdida de la concentración y de la capacidad de reacción.

Si las horas que se pasan sin dormir van en aumento, cualquiera de los síntomas anteriormente mencionados se acentúan y es posible que también se presenten micro sueños, que se tenga hambre, haya falta de memoria, dificultad para procesar información, fatiga extrema y alteraciones del sistema inmune.

Si una persona no duerme en 24 horas experimenta una serie de síntomas como hambre, irritabilidad, cansancio y fatiga, entre otros. Foto: Gettyimages. | Foto: Gettyimages

Con respecto al hambre, por ejemplo, un estudio elaborado por los científicos del Laboratorio del Sueño y Cronobiología del Hospital Universitario de Pennsylvania, y publicado en la revista Sleep, determinó que cuando se duerme menos hay más posibilidades de sentir más apetito por alimentos con un alto contenido calórico y de carbohidratos, lo que traerá como consecuencia el aumento de peso.

La falta de sueño también provoca problemas de concentración y de memoria. Una publicación del diario El Confidencial de España cita una investigación de la Universidad de Harvard en el cual se determina que el sueño está implicado en el proceso de consolidación de la memoria.

Otra grave consecuencia de pasar muchas horas sin dormir o tener sueño muy corto es la pérdida de tejido cerebral.

Un estudio elaborado por investigadores de la Universidad de Uppsala de Suecia, que se dio a conocer en la revista Sleep, mostró que una noche de falta de sueño aumenta la concentración en la sangre de unas moléculas cerebrales conocidas como la enolasa neuroespecífica y la S100B, cuya presencia elevada se relaciona con la pérdida de tejido cerebral.

Una de las consecuencias de no dormir durante muchas horas seguidas es el hambre y el deseo de comer alimentos calóricos. | Foto: Getty Images

Horas recomendadas de sueño

Las necesidades de sueño varían dependiendo de la edad. A medida que una persona envejece, normalmente requiere dormir menos para funcionar correctamente. Los CDC plantean esta cantidad de horas por edades.

- Recién nacidos (0 a 3 meses): 14 a 17 horas

- Bebés (4 a 12 meses): 12 a 16 horas

- Niños pequeños (1 a 2 años): 11 a 14 horas

- Preescolares (3 a 5 años): 10 a 13 horas

- Niños en edad escolar (6 a 12 años): 9 a 12 horas

- Adolescentes (13 a 18 años): 8 a 10 horas

- Adultos (18 a 60 años): 7 horas o más

- Adultos (61 a 64 años): 7 a 9 horas

- Adultos (mayor de 65 años): 7 a 8 horas