La vida laboral para muchas personas en el mundo ha cambiado a raíz de la pandemia de la covid-19. La casa se ha convertido en el nuevo puesto de trabajo de muchos y pese a la vacunación mundial hay algunos que aún siguen laborando en esta modalidad.
Varios estudios han demostrado que bajar las horas de trabajo semanales traería un efecto positivo en la productivas y desempeño de los empleados.
Se cree que una semana laboral de más de 40 horas no es productiva; un estudio realizado en 2014 por John Pencavel, de la Universidad de Stanford, demostró que la producción de los empleados disminuye potencialmente después de una semana laboral de 50 horas, y más después de 55 horas.
Al reducir la jornada laboral, la productividad se mantuvo y en algunos casos, mejoró. Según una investigación del Ayuntamiento de Reykjavi, realizada en Islandia entre 2015 y 2019 se demostró que la reducción en la carga laboral hizo que los trabajadores encuentren un mejor balance entre su vida personal y laboral.
Jan-Emmanuel De Neve, director del Centro de Investigación del Bienestar de la Escuela de Negocios de la Universidad de Oxford, afirmó en la BBC que todos los estudios sobre una semana laboral de cuatro días han arrojado resultados positivos en términos de productividad.
Laura Vanderkam realizó una investigación en Estados Unidos en la que concluyó que lo ideal para aumentar la productividad de los empleados es permitir que el trabajador mejore la relación con su vida personal y lo mejor para generar ese espacio es que las horas de trabajo semanales no superen las 38.
El estudio reveló una diferencia de una hora entre quienes sentían que tenían mucho tiempo y quienes se sentían presionados por el mismo: los agobiados trabajaron 8,6 horas diarias, los demás trabajaron 7,6 horas diarias.
Isabel Aranda, vocal del Colegio de Psicólogos de Madrid y experta en bienestar laboral, destacó en medio de una entrevista para el portal web Cuídate Plus que la flexibilidad horaria es fundamental para poder personalizar las cargas de trabajo. Desde su perspectiva, el modelo actual de organización de ocho horas diarias está mandado a recoger: “Felipe II en el siglo XVI ya asentó las bases de esta jornada laboral. Hoy en día, ante el auge del trabajo relacionado con el mundo digital, esta organización puede que no sea ya la más efectiva”.
La especialista menciona que no solo existe la semana laboral de cuatro días como alternativa, sino que hay otros estudios que han distribuido las horas laborales de diversas maneras con el fin de evitar que los empleados trabajen de lunes a domingo, y además que ellos puedan decidir qué días acudir a su puesto de trabajo.
Un experimento realizado por Unilever en Nueva Zelanda redujo la semana laboral de sus trabajadores a cuatro días y luego de esta decisión sus trabajadores se volvieron más productivos y se veían más felices. En Dinamarca es poco usual que las personas trabajen más de 35 horas a la semana.