Las flores son uno de los regalos más preciados que tiene la naturaleza, sus colores, vibraciones energéticas y sus diferentes figuras hacen de estas plantas un sueño hecho realidad. Desde hace muchos años, las flores también han sido parte de varias tradiciones, ceremonias, ritos y remedios caseros para curar enfermedades.

Sin embargo, su magia no se queda solo ahí. Las aguas florales resultan ideales para iniciarse en el apasionante mundo de la aromaterapia. Sus beneficios terapéuticos surgen de la cantidad de principios activos que poseen: entre ellos, aceites esenciales en 5 % y otros compuestos volátiles hidrosolubles.

Las aguas florales cautivan con su fragancia y su textura ligera, además, contienen pequeñas cantidades de aceite esencial que cuidan la piel sin irritarla.

Elena Herraiz, experta en cosmética natural, afirma que aunque se las denomine florales, estas aguas no siempre provienen de la flor; a veces se producen a partir de tallos, hojas y otras partes de la planta. Esta agua se obtiene mediante el mismo proceso de destilación, por el arrastre de vapor que se emplea para obtener aceites esenciales. Este método consiste en hacer pasar vapor por la planta troceada.

Aunque se las denomine florales, estas aguas no siempre provienen de la flor; a veces se producen a partir de tallos, hojas y otras partes de la planta.

Posteriormente el gas se condensa y se transforma en un líquido que va separado en dos fases: el sobrenadante que es el aceite esencial, mientras que el líquido que queda en la parte inferior, más abundante, es el hidrolato agua floral, según José Manuel Fernández, experto en cosmética natural.

Sin embargo, después se separan las dos fases y siempre queda un pequeño porcentaje de aceite esencial en el agua floral. Durante este proceso es posible que también se disuelvan algunas sustancias tóxicas, por esta razón, es mejor optar por aguas florales ecológicas:

Aguas florales más eficaces

Cada agua floral tiene un efecto terapéutico distinto pero todas tienen en común que se pueden emplear directamente sobre la cara. Una vez aplicadas, se aconseja esperar un momento y retirar la cantidad sobrante para no resecar la piel.

La rosa, el tónico

  • Sin duda, el agua de rosas es posiblemente la más popular en el mundo cosmético.
  • Se obtiene por destilación de pétalos de diferentes tipos de rosas.
  • A lo largo de la historia se le han atribuido propiedades antidepresivas e incluso afrodisíacas.
  • Varios estudios han demostrado su capacidad astringente, por lo que resulta ideal para cerrar los poros después de una limpieza. Se indica sobre todo en pieles grasas.

El azahar relajante

  • Posee propiedades relajantes y ayuda a eliminar gases.
  • Diluyendo unas gotas en un vaso de agua se puede usar para subir la tensión. Con este fin, fue muy empleada antiguamente tras un desvanecimiento.

Manzanilla descongestiva

  • Contiene dos principios activos: el azuleno y el bisabolol, los cuales tienen propiedades calmantes y descongestivas.
  • Se humedecen unos discos de algodón y se colocan sobre los ojos cerrados para aliviar la fatiga ocular.
  • Además, por su efecto sedante y antiespasmódico, resulta ideal para aplicar sobre la piel del bebé con un suave masaje en el abdomen a fin de facilitar la digestión, evitar los cólicos y favorecer el descanso nocturno.

Geranio astringente

  • El agua obtenida de esta flor, al cerrar los poros, se puede emplear tras la limpieza del cutis.
  • También es un regenerante cutáneo y elimina el exceso de grasa de la piel, otorgándole luminosidad.

Lavanda para dormir

  • Se utiliza como antiséptico sobre la piel en pequeñas heridas o después del afeitado.
  • Por su suave efecto calmante, también se aconseja para bebés intranquilos o con dificultad para dormir: se añaden unas gotas al baño nocturno o se pulveriza en la habitación.

Hamamelis para la circulación

  • Esta agua mejora la circulación sanguínea.
  • Se emplea en masajes ascendentes en la piernas para mejorar la pesadez y las varices.
  • Rociada sobre la cara, equilibra la secreción sebácea, cierra los poros y reduce las rojeces causadas por la cuperosis, la rosácea e incluso una quemadura solar.
  • Se puede mojar un disco de algodón con ella y dejarlo actuar sobre los ojos cerrados de diez a 15 minutos para atenuar las ojeras y descansar la vista.