Los fanáticos de la gastronomía constantemente buscan nuevas técnicas para aplicar a su estilo de cocina. De esta manera, cada uno desarrolla ese toque mágico que lo diferencia de los demás. Por supuesto, no se necesita ser un chef profesional para atreverse a experimentar con las diferentes posibilidades que ofrece el mundo culinario.
Aunque la cocina en casa suele ser un poco más sencilla y presta menor atención a los detalles, no es impedimento para sumergirse en las opciones que ofrece la gastronomía a nivel de estética, sabores, composición, tendencias, nutrición, entre otras. Por ejemplo, cuando se habla de ingredientes naturales y saludables lo primero que llega a la mente son las frutas y vegetales, sin embargo, también figuran algunos elementos que, en principio, no parecen tan comunes: las flores silvestres.
El uso de flores en diferentes platillos, ya sea por razones de presentación (estética) o como un tipo de condimento, generalmente, suele estar asociada a la alta cocina o, más cercano al hogar, las ensaladas. De acuerdo con la chef Iolanda Bustos, citada por el diario La Vanguardia, existen algunos tipos de flores silvestres comestibles que pueden incluirse en la cocina.
Antes de mencionarlos, vale la pena tener en cuenta un punto clave a modo de prevención: la intoxicación con fertilizantes para plantas. De acuerdo con la información del portal Medline Plus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los fertilizantes y abonos para plantas caseras, como los nitratos o los nitritos, pueden desencadenar efectos tóxicos si son ingeridos. En ese sentido, antes de incluir cualquier flor silvestre en la comida es necesario percatarse de que no haya sido alterada con este tipo de químicos.
Flores comestibles para acompañar los platillos
Tradicionalmente, la caléndula es aprovechada por su uso medicinal como un cicatrizante y antiséptico, además, posee cualidades antiinflamatorias. Sin embargo, según destaca el portal citado, también puede ser incluida en la cocina para elaborar mantequillas y quesos con sus pétalos.
Por otra parte, la caléndula también se puede incluir en arroz -de forma similar que el azafrán en la paella-, además, se puede consumir cruda en ensaladas, tortillas, pastales, helados y bebidas. En ese caso, vale la pena tener en cuanta que su sabor natural es ligeramente picante y amargo.
Otra flor que puede incluirse en la cocina es la borraja, especialmente dentro de ensaladas, infusiones o para decorar pasteles. Sus hojas frescas tienen un sabor similar al del pepino, además, si se machacan, funcionan para incorporarse a preparaciones como el yogur o la crema de queso. Otro aspecto a destacar de la borraja es su valor nutricional, el cual es rico en potasio, calcio, sodio, hierro y vitamina C.
El sauco es otra planta silvestre que puede pasar del jardín a la cocina. Tradicionalmente, esta especie se mezcla con otros ingredientes como el marañón y las moras para tratar condiciones como el resfriado o dolor de garganta, aunque también pueden salir del ámbito medicinal para integrarse al nutricional. Por ejemplo, las propiedades del sauco funcionan para confusiones y adobos, así como licores, sopas y ensaladas.
Como adición para las ensaladas, otra planta recomendada por la chef Bustos es la flor de rabaniza blanca, la cual se puede incorporar estando cruda. Su sabor es picante, por lo que puede acompañar platillos que ameriten este tono. De igual manera, si el objetivo es conseguir un toque ácido, el hinojo o las flores de trébol limonero lo pueden facilitar.
Finalmente, el tomillo es otra de las plantas más comunes en las preparaciones culinarias, además, funciona para condimentar tanto platos salados como dulces. Generalmente, se utiliza para elaborar adobos -como para la carne- y marinadas.