Muchos países están sufriendo porque la tasa de fertilidad ha caído. Esto es un problema no solo social, sino económico, ya que la población vieja no se reemplaza con la joven, y sin fuerza laboral nueva no habrá quién pague las pensiones de los más ancianos.

Por eso el tema es de gran importancia para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyos miembros son países que tienen este tipo de problemas. Uno de ellos es Japón, un país en una encrucijada poblacional porque las mujeres no quieren tener hijos. Según cifras recientes, es el país con el nivel más bajo de nacimientos. Así las cosas, muy pronto tendrán una pirámide invertida, cuya base es mucho más chica que su cima. No hay estructura social que aguante eso.

Por eso, los expertos han querido indagar qué se puede hacer al respecto y cómo se incentiva a las parejas a tener más hijos. Un estudio reciente muestra una posible solución. El trabajo fue hecho por los economistas Matthias Doepke y Fabian Kindermann, con estadísticas de la OCDE, y mostró un dato que podrían usar los gobernantes para incentivar la natalidad en países donde está baja. El trabajo muestra que en aquellas sociedades donde los hombres ayudan a las mujeres con las tareas del hogar, ellas están más dispuestas a procrear.

Eso sucede, según datos del estudio, en Bélgica, Francia y Noruega, países en los cuales los hombres contribuyen mucho más que sus congéneres de otras latitudes a las labores de la casa. En los países donde ellos le sacan el cuerpo a las labores hogareñas, las mujeres tienen menos hijos.

Eso es precisamente lo que podría estar sucediendo en el Japón. Según un reciente articulo del diario The Times, este es uno de los países con el índices de nacimientos de bebés más bajos del mundo. Allí la tasa de fertilidad es de 1,34 y las mujeres gastan casi 5 veces más tiempo en tareas hogareñas que los hombres. El número de niños en Japón ha caído a su nivel más bajo desde que comenzaron los registros. Las cifras de este año revelaron que la población menor de 15 años es de 14,93 millones, en medio de una población total de 125 millones. Se trata de una caída de 190.000 en comparación con el año anterior, que es el cuadragésimo año de declive sucesivo. También es el recuento más bajo desde que se compilaron por primera vez estadísticas completas en 1950.

A pesar de los esfuerzos por promover la crianza de los hijos, el Gobierno japonés no ha logrado cambiar las tendencias poblacionales que cada vez muestran un rápido envejecimiento de la población. Casi la tercera parte de los japoneses tienen 65 años o más, la más grande cifra para este rango en la historia.

En Corea del Sur la situación es aún más grave puesto que las mujeres pasan 4,43 veces haciendo más trabajo doméstico que sus parejas hombres y allí la fertilidad es de apenas 0,84.

La proporción de niños en Japón es de 11.9 %, la más baja en países con menos de 40 millones de habitantes. Le sigue Corea del Sur con 12,2 % de niños y luego viene Italia con 13,3 %. ¿Qué otra cosa tiene en común este trío? Que en ninguno de ellos los hombres están dispuestos a cambiar pañales, a cocinar o a coger la escoba para barrer.

“Estas cifras muestran que los países donde los hombres hacen poco trabajo doméstico y no dedican tiempo al cuidado de los niños las mujeres no quieren tener tantos hijos como ellos proponen”, dice los economistas investigadores. Encontrar esa razón puede servir para que los gobiernos propongan soluciones, como diseñar políticas dirigidas especialmente a cambiar esa actitud en ellos. Si no se hace algo, las finanzas de los gobiernos sufrirán porque a medida que haya menos gente joven será más difícil costear con impuestos el funcionamiento del país y socorrer a los mas viejos que ya no trabajan.