Esta cifra es mayor a la de muertes por ataque de tiburón, que en el mismo año solo fueron ocho. Aunque los datos no son producto de una investigación científica sino de un sondeo realizado por la revista Condé Nast Traveler, llamaron la atención. Está el caso de un español que se electrocutó en marzo de 2014 luego de subirse al techo de un tren para tomarse una foto con sus amigos, o el de un turista japonés que murió hace un mes luego de caerse de unas escaleras mientras se tomaba una con el Taj Majal de fondo. Está, además, la trágica muerte de una pareja que cayó de una colina en Portugal cuando trataba de tomarse una de estas imágenes con su familia. Los casos van en aumento, a tal punto que en Wikipedia una página dedicada al tema registra todo tipo de incidentes: un parque natural en Colorado que cerró provisionalmente en agosto porque los visitantes corrían peligro al querer tomarse selfis con los osos. Y está, tal vez, el caso más insólito de todos, el de un hombre en Hawái que se tomó su selfi-video luego de ser mordido por un tiburón.