La parálisis es la pérdida de las funciones musculares en algunas partes del cuerpo. Según Medline Plus, sitio web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, este problema de salud ocurre cuando algo funciona mal en la transmisión de los mensajes entre el cerebro y los músculos, y puede ser total o parcial.
En la mayoría de los casos, la parálisis se debe principalmente a derrames o lesiones, como las lesiones de la médula espinal o una fractura en el cuello. Sin embargo, también se puede presentar por enfermedades nerviosas, tales como la esclerosis lateral amiotrófica; enfermedades autoinmunes, como el síndrome de Guillain-Barré; y parálisis de Bell, que afecta los músculos de la cara.
Otra causa poco común, pero a la que se debe presentar mayor atención, es el consumo o el cuidado de algunas plantas. De acuerdo con el portal web Somos Ohlalá, una de ellas es la hiedra (Hedera helix L.), una planta que tiene saponinas que suelen producir una dermatitis alérgica grave que incluye eritema y ampollas. Particularmente, los frutos de la hiedra son sumamente tóxicos, pues su consumo puede generar parálisis corporal junto con síntomas como vómitos, diarrea, agitación y espasmos musculares.
Otra planta que se suma a este problema de salud es el regaliz americano (Abrus precatorius L.), que se caracteriza por sus coloridas semillas que se usan para hacer artesanías como collares o instrumentos musicales. Cuando se consume esta planta por accidente, se puede generar náuseas, vómitos y un bloqueo del sistema digestivo que puede llevar la muerte, debido a su contenido tóxico de abrina, la cual es mucho más tóxica que la ricina.
Otras plantas tóxicas que perjudican la salud
- Aldefa, laurel de jardín: esta es una de las plantas más tóxicas, pues varias de sus toxinas actúan sobre el corazón generando arritmias taquicárdicas y, en muy altas concentraciones, puede ser fatal. Entre los síntomas más comunes están: vómitos, diarrea, dolor de estómago intenso, somnolencia, mareos y latidos irregulares del corazón.
- Dieffenbachia: suele ser una planta de hogar que más cristales de oxalato contiene. Como tal, todas sus partes son venenosas y pueden causar quemazón intensa, irritación, inflamación e inmovilización de la lengua, boca y garganta. De hecho, la hinchazón que provoca puede ser suficientemente severa para bloquear la respiración y llevar a la asfixia.
- Azalea: específicamente, las hojas y las flores de esta planta tienen diterpenos, unas toxinas que generan hipotensión (baja presión arterial) y bradicardia (pulso lento). Por lo general, estos síntomas se intensifican cuanto mayor sea la cantidad ingerida y además provoca salivación extrema, vómitos, diarreas y dificultad para respirar.
- Paraíso: es un árbol que tiene uno fruto que resulta altamente tóxico para los seres humanos y otros mamíferos. El problema de este alimento es que contiene eurotoxinas como el tetranortriterpeno, que en altas concentraciones puede llegar a matar a un adulto. Los síntomas que surgen son: dolor abdominal, vómitos, diarrea, congestión pulmonar, rigidez y falta de coordinación.
- Hortensia: tanto las flores como las hojas son tóxicas debido a que contienen hidrangina y saponinas, qué combinados pueden producir ácido cianhídrico, un pariente del cianuro. Los síntomas que se reflejan son diarrea, vómitos y dolor abdominal hasta falta de coordinación leve.
- Ricino, tártago: esta planta se suele ver en los jardines y contiene ricina y ricinina, dos sustancias que pueden ser mortales para un adulto. La intoxicación suele ser más grave si se mastican las semillas y los síntomas comienzan a reflejarse entre una y tres horas después de la ingesta. En algunos casos puede llevar a la muerte por insuficiencia renal.
- Güembé, filodendro: como tal, toda la planta es tóxica y el envenenamiento puede ocurrir tanto por ingestión como por contacto con la piel o las mucosas. Se caracteriza por contener cristales de oxalato cálcico, que pueden generar inflamación de la boca y la lengua, edema de glotis y en casos muy graves, daño renal.