Lo primero que hay que decir a favor de la anestesia, es que antes de que existiera, miles de personas morían al día. Algunos lo hacían por el trauma de la cirugía y muchos otros porque preferían vivir con tumores o enfermedades de por vida antes de someterse a los dolorosos procedimientos sin ningún calmante. Para ese entonces, la medicina era una ciencia en pleno desarrollo y las personas usaban hierbas y diversas sustancias como el alcohol y la leche de opio como analgésicos. “La mayoría de los avances empezaron en el siglo 19”, explica a SEMANA Ernesto Reyes, médico especialista en anestesiología y jefe del departamento de anestesiología de la Universidad de la Sabana. En 1846, los médicos William T. G. Morton y John Collins Warren fueron los primeros en demostrar que el éter funcionaba como anestésico. Y desde allí, las técnicas, sustancias y procedimientos en los que se usa, han evolucionado a tal punto que hoy los médicos realizan cientos de cirugías al día con altas probabilidades de éxito. Así nació la anestesia como la conocemos hoy, “con los gases inhalados, éter, óxido nitroso y cloroformo”, dice el experto.Lea también: Por qué la anestesia sigue siendo uno de los grandes misterios médicos de nuestro Aunque hoy es un procedimiento muy seguro gracias a la evolución de ciencia y la preparación de los profesionales de la medicina, sigue existiendo mitos y rumores sobre la anestesia. Miedos como el riesgo de despertar y que no haga efecto o quedar paralítico por la epidural, son algunos de los más comunes. Para aclarar estas y otras dudas SEMANA habló con dos expertos en el campo, quienes aseguraron que la probabilidad de una complicación en una anestesia es realmente baja: 1 entre mil 1000. Aquí la respuesta a algunas de las preguntas más comunes. ¿Cuál es la anestesia más peligrosa? La más peligrosa es la general, dice Reyes. Pues “básicamente es poner a una persona en coma”. ¿Qué tipos de anestesia hay? Existen tres: la anestesia general, la anestesia neuroaxial (dentro de la que están la raquídea y la epidural) y la anestesia local. La primera se caracteriza por la administración de un medicamento endovenoso derivado del opio, combinado con un gas anestésico inhalado, que ha evolucionado del éter, el cloroformo a otras sustancias. La neuroaxial es la que insensibiliza regiones determinadas del cuerpo. La raquídea, por ejemplo, “es la misma que se pone en una cesárea, la de la epidural, pero se aplica en diferentes lugares de la espalda”, explica Reyes. En estas, el paciente no pierde el estado de conciencia, pero hay una parálisis con una abolición de la sensación básicamente desde la altura del ombligo hacia abajo. Finalmente, la local, se caracteriza por bloquear los nervios grandes que llevan la sensibilidad a sitios grandes, como por ejemplo una extremidad. ¿Cuáles son los efectos no deseados de este procedimiento? “El efecto indeseable más común tras la administración de medicamentos anestésicos es la aparición de náuseas y vómito en el posoperatorio”, dice Reyes. Ocasionalmente, pueden presentarse reacciones alérgicas a los medicamentos, las cuales se manifiestan en un espectro bastante amplio, desde erupciones cutáneas pasajeras leves hasta reacciones severas, como espasmos bronquiales o arritmias cardiacas. “En caso de aparecer algún efecto no deseado, el anestesiólogo está entrenado para manejar cada una de las posibles complicaciones”, agrega. ¿Por qué es importante el ayuno?
De acuerdo a María Elvira Rojas Rueda, médico cirujano de la Universidad Nacional de Colombia y anestesióloga pediatra,, es importante porque en caso de que no se haya hecho juiciosamente “hay mayor riesgo de que se produzca una bronco aspiración”. El peligro es que al momento de poner la anestesia, lo que hay en el estómago se vaya a los pulmones. Las recomendaciones del ayuno varían según la edad. “En los neonatos, lo mínimo son cuatro horas de ayuno. De un año a cuatro años, seis horas. Y en los mayores de cinco, ocho horas de ayuno” explica.
Qué probabilidad hay de no despertar después de la anestesia? La probabilidad de muerte tras una anestesia en una persona sana es supremamente baja. Según Rojas, hoy en día la anestesia es mucho más segura que hace unos años porque “existen máquinas modernas donde uno sabe exactamente la cantidad de anestésico que está aportándole a un paciente”. Además la monitoría ya es de avanzada, pues es posible ver cómo está funcionando el corazón, los pulmones, entre otros órganos al momento de la operación. Para Reyes, “La anestesia es un procedimiento seguro, inclusive se ha comparado con el riesgo que existe de morir en un accidente aéreo, la probabilidad de que se presenten problemas es de 1 entre 1.000”.Le podría interesar: El terror de la mujer que despertó de la anestesia ¿La anestesia puede generar adicción? “Normalmente no”, dice Reyes, pues la sola condición de patología del paciente hace que ingestión de estos anestésicos se expresen unos receptores completamente distintos a los que hay en la adicción, que generalmente ocurren en espacios recreativos. Sin embargo, advierte el experto, “los pacientes si puede general algo de dependencia a los medicamentos pues todos los medicamentos son potencialmente adictivos”. Muchos anestésicos usan componentes derivados del opio, la morfina, la heroína, que actúan en el organismo, pero en el ámbito médico “vemos muy baja probabilidad de adicción”, puntualiza. ¿Quienes están capacitados para realizar una anestesia? De acuerdo a Reyes, “la persona mundialmente capacitada para anestesiar a una persona es el anestesiólogo, aunque en algunos países es aceptado que la practiquen médico generales o una enferma con asistencia del especialista”. En Colombia, sin embargo, la normatividad vigente solo permite que los anestesiólogos lo practiquen. Esto ocurre en otros países no son tan severos “básicamente porque no hay especialistas suficientes”, agrega el experto. ¿En qué se diferencia el procedimiento en un niño y un adulto? Normalmente la técnica es la misma, lo que cambian son los insumos que se usan para anestesiar a un niño. “Normalmente hay que intubar a las personas, pues los anestésicos es necesario conectar ventilador para que la persona siga respirando”, dice Reyes. En este sentido, cambia el diámetro del tubo en un adulto en un niño. La otra cosa es las dosis: los anestésicos se usan de acuerdo el peso de cada paciente y eso es previene la posibilidad de que haya sobredosis. “Hay una dosis establecida por kilo, entonces la de un niño de 10 kilos será muy diferente a la de una persona con 100”. ¿Qué tan cierto es que hay personas resistentes a la anestesia y se pueden operan despiertas? ¿Qué les suceda lo que se conoce como “percepción intraoperatoria”? En anestesiología, este fenómeno se conoce como "awareness", el cual ocurre usualmente en grupos poblacionales específicos (pacientes politraumatizados, pacientes para cirugía cardiaca, pacientes en unidad de cuidado intensivo, etc.). “Se calcula que la cifra de "awareness" es inferior al 1% por año”, según Reyes. Los pacientes que experimentan esto pueden recordar parcialmente lo sucedido o, recordar explícitamente el dolor. En el segundo caso, es muy posible que desarrollen “trastornos de estrés pos traumático”, cuenta el experto, quien agrega que en Colombia los registro de esta percepción intraoperatoria es muy baja. ¿Es cierto que una persona pueda quedar paralítica o no volver a caminar por la anestesia epidural? El riesgo de una paraplejia por anestesia raquídea o epidural es supremamente bajo, “según la estadística mundial es inferior al 0.2 por ciento”, afirma Reyes . Esto se debe a que la administración de los medicamentos se realiza en un sitio específico de la columna, apartado de la médula espinal. ¿Cuál es el objetivo de evaluación de pre-anestesia?
Este examen es fundamental pues allí se “hace una historia clínica completa, se piden exámenes paraclínicos si se requieren, y se le da toda la información acerca de cómo va a ser ese procedimiento, qué esperar y se aclaran las dudas”, explica Rojas. El médico Reyes agrega que aquí el objetivo es “reconocer todas las condiciones fisiológicas y patológicas previas del paciente que puedan afectar negativamente el resultado del procedimiento quirúrgico”.