El avance de los años con frecuencia le pasa factura a las personas. Envejecer no es un proceso fácil, pero no se puede escapar de él y en muchas ocasiones llega con el desarrollo de diversas afecciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento como el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte.
“Estos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa”, precisa la OMS. En general, entre las afecciones más comunes que se presentan después de los 70 y 80 años, incluso desde antes, está la pérdida de audición, la osteoartritis, las neumopatías obstructivas crónicas, la diabetes, la hipertensión y la demencia y lo más complejo, es que a medida que avanza la edad aumenta la probabilidad de experimentar varias.
- Hipertensión arterial. Esta es una enfermedad silenciosa que normalmente se relaciona con obesidad y el consumo exagerado de sal. Puede prevenirse y controlarse con un estilo de vida saludable. Con el paso de los años, la red de vasos sanguíneos, conocida como sistema vascular, cambia y las arterias se vuelven más rígidas, dificultando el flujo normal de la sangre.
- Diabetes. Si bien es cierto que tiene un fuerte componente genético, su desarrollo y complicaciones están mayormente relacionados con problemas de sobrepeso y exceso en los niveles de azúcar en la sangre. En edades avanzadas muchas personas son diagnosticadas con prediabetes y en estos casos se tiene mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 y de sufrir un ataque al corazón o un derrame cerebral.
- Cáncer. Los más frecuentes que se presentan en adultos mayores son el de pulmón, colon o intestino grueso. En estos casos se relaciona con el consumo de tabaco y una alimentación poco saludable. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, la edad avanzada es el factor de riesgo más importante para el cáncer en general y para muchos tipos de cáncer en particular. La tasa de incidencia del cáncer (casos nuevos) aumenta con la edad, precisa.
- Artritis: esta es una enfermedad muy común en personas mayores que aparece por una inflamación crónica de la membrana sinovial (una especie de “bolsa” que cubre las articulaciones), provocando daños en las mismas. Las articulaciones se protegen gracias a los cartílagos que las rodean.
- Osteoporosis. Si bien es cierto que la gran mayoría de casos son consecuencia del envejecimiento y la pérdida de protección de las hormonas femeninas después de la menopausia, pueden tener su raíz en una alimentación deficiente y en la falta de actividad física. Esta es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida de densidad ósea, de modo que los huesos se vuelven frágiles y aumenta la posibilidad de que se fracturen.
- Demencia: Si bien la demencia no es una parte normal del envejecimiento, se presenta con mucha frecuencia en las etapas avanzadas de una persona. Este padecimiento incluye la pérdida del funcionamiento cognitivo (pensar, recordar, aprender y razonar) y las habilidades conductuales e interfiere con la calidad de vida y las actividades de una persona.
- Fibromialgia: Esta afección puede afectar a cualquier persona, pero es más común en los adultos mayores. Se caracteriza porque se presentan trastornos de sueño, cansancio extremo, fuertes dolores de cabeza, dolencia muscular y pies inquietos.
Referencias:
Instituto Nacional del Cáncer
National Institute on Aging