Aunque el agua es una de las bebidas predilectas para la salud del cuerpo, según Harvard Medical School, el té es la segunda más consumida en el mundo y puede ayudar a fortalecer el cuerpo y combatir afecciones que aquejan el mismo, según la planta medicinal que se use para su preparación.

En una de sus publicaciones, Harvard, asegura que el té verde tiene la capacidad de mejorar la circulación y reducir las posibilidades del desarrollo de algún tipo de cáncer, gracias a los antioxidantes que lo componen, mismos que eliminan los radicales libres que dañan las células del cuerpo, asegura la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus.

La institución educativa de medicina, hace una precisión sobre las infusiones de hierbas que son comercializadas, ya que solo son bebidas con azúcar añadido, y por ende, no le aportan ningún beneficio al cuerpo. Es entonces que señala que la infusión de jengibre, manzanilla e hibisco son las más favorables para el organismo.

¿Cuáles son los tés de hierbas más saludables?

Té de manzanilla

Un artículo publicado por Tua Saúde, explica que la manzanilla es una hierba que sirve para tratar varias afecciones como la mala digestión, la gastritis, las úlceras gástricas, entre otras, porque tiene propiedades antiinflamatorias y antiespasmódicas, con efectos relajantes gracias a la apigenina que contrarresta trastornos como la ansiedad o ayuda a combatir otros, como el insomnio.

Su capacidad antimicrobiana bloquea la propagación de la bacteria Helicobacter Pylori, que infecta el estómago causando úlceras, desarrollando altas probabilidades de gastritis. Sin embargo, para evitar un contagio se debe mantener medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, percatarse que el agua que se consume no esté contaminada y que los alimentos tampoco lo estén.

Una publicación titulada “Manzanilla: una medicina herbaria del pasado con un futuro brillante”, presidido por Janmejai K Srivastava, asegura que esta planta está compuesta de flavonoides y terpenoides que combate síntomas como la fiebre, los espasmos musculares, trastornos menstruales, heridas incluso hemorroides, siendo una de las hierbas culturalmente más tradicionales en la salud.

Foto referencia sobre manzanilla. | Foto: Getty Images

Té de jengibre

El portal de Salud, Tua Saúde, explica que el jengibre es una alimento que favorece la pérdida de peso, la reducción del colesterol y la gastritis.

Su alta ingesta puede provocar dolores estomacales; y no todas las personas deben consumirlo porque es perjudicial para quienes tienen tensión alta, por lo que se recomienda siempre consultar con un médico antes de su consumo.

De acuerdo con un artículo publicado por Mejor con Salud, la infusión de jengibre al estar compuesto de gingerol reduce la hinchazón del revestimiento del estómago.

Por su parte, Harvard, resalta, que el jengibre puede ayudar a tratar síndromes metabólicos, incluso combatir síntomas de dolores estomacales como las náuseas. Pero, sí hace una advertencia para quienes consumen medicamentos antiplaquetarios como aspirina o anticoagulantes como la warfarina, que entre sus casos más complicados puede causar sangrado. Por esto, es importante antes de su consumo, consultar con un médico, y con mayor importancia si es una mujer en estado de embarazo.

Foto referencia sobre jengibre. | Foto: Getty images

Té de hibisco

También conocida como flor de jamaica, según la Escuela de Medicina de Harvard, entre las propiedades que tiene esta planta se encuentra reducir la presión arterial alta, y combatir afecciones antivirales; además, tiene la capacidad de disminuir los niveles altos de colesterol LDL que al aumentar pueden ocasionar graves complicaciones en el corazón.

Cabe señalar que el hibisco tiene una propiedad antioxidante, gracias a las antocianinas que la componen, que contrarrestan los síntomas de la gripe aviar. Sin embargo, advierte que no deberían consumir esta infusión quienes están bajo tratamientos con hidroclorotiazida y aspirina.

En conclusión, aunque estas tres infusiones son las más saludables, según Harvard, ninguna de ellas reemplaza un tratamiento médico ni el concepto de un profesional.