El envejecimiento es una proceso natural e imparable al que todas las personas se deben enfrentar. Sin embargo, una mala alimentación puede acelerar este proceso, ya que no permite el adecuado flujo del oxígeno al organismo.

En ese sentido, el consumo excesivo de azúcar, alimentos procesados, beber alcohol, fumar o el ejercicio físico prolongado y excesivo puede generar el desequilibrio en el cuerpo, es decir, que pierde su capacidad de restaurar el daño provocado por los radicales libres en el cuerpo, según el portal Cuerpo mente.

No obstante, existen diferentes vitaminas con efecto antioxidante que ayudan al organismo a combatir el envejecimiento, debido a que atacan a los radicales libres antes de que se produzca daños a las células en el cuerpo y son las siguientes:

Vitamina C

Según el portal mencionado con anterioridad, este tipo de vitamina es un gran antioxidante y aporta una elevada protección frente a los radicales libres. Asimismo, las frutas ricas en vitamina C son: naranjas, limones, fresas, brócoli y el kiwi.

Betacaroteno

Esta vitamina es un potente antioxidante y es precursor de la vitamina A. De igual manera, fortalece el sistema inmunológico y previene la inflamación y el daño celular. Los alimentos ricos en betacaroteno son las zanahorias, espinacas y melocotón.

Vitamina K

La vitamina K ayuda a prevenir la aparición de las líneas de expresión, las ojeras, además, previene la osteoporosis. Asimismo, los vegetales ricos en vitamina K son: lechuga romana, brócoli y perejil.

Vitamina E

Este tipo de vitamina protege a la piel de los rayos UVA y el portal Cuerpo mente asegura que combate los radicales libres, lo que previene el envejecimiento prematuro. Los alimentos ricos en vitamina E son: almendras, tomates, avellanas y espinacas.

La vitamina que podría producir estreñimiento o diarrea

El funcionamiento del cuerpo depende de una ingesta suficiente de nutrientes esenciales, los cuales reciben ese nombre debido a que son compuestos que intervienen en múltiples procesos que tienen lugar en el interior del organismo. Las grasas, los carbohidratos, las proteínas, el agua, las vitaminas y los minerales son el grupo de seis elementos que hacen falta para que el cuerpo esté sano.

Muchos de ellos se obtienen a partir de la alimentación diaria, de ahí que se recomiende tener una dieta balanceada, en la que se privilegien los ingredientes que son ricos en ellos. Sobre las vitaminas se ha dicho mucho y se han descrito las bondades de cada una de ellas.

Una de las más famosas es la vitamina D, que es uno de los compuestos claves para el cuidado de la salud ósea, ya que contribuye a facilitar la absorción del calcio, mineral fundamental para la formación y mantenimiento de los huesos.

Como explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina, Medline Plus, la falta de esta vitamina puede ser perjudicial para la salud, haciendo a las personas más propensas al desarrollo de enfermedades como la osteoporosis.

Hay tres fuentes que permiten conseguir la vitamina D necesaria para el cuerpo, la primera es por medio de la alimentación, en la que sobre todo se destaca el aporte del pescado; la segunda es la luz del sol, siendo esta la principal, pero con la que se debe tener cuidado para evitar quemaduras, y la última es a partir de la suplementación. Aunque esta solo debe ser recomendada por los profesionales de la salud.

¿En qué condiciones puede ser nociva?

En este caso aplica la famosa regla de que “todo en exceso es malo”. Así pues, tener una ingesta inadecuada de vitamina D, sin considerar el marco completo de la historia clínica del paciente, puede ser dañino para la salud.

La dieta, insisten los expertos, debe ser balanceada y eso implica que haya toda clase de nutrientes, en las cantidades recomendadas. En el caso de la vitamina D, explican desde Healthline, el consumo excesivo puede conllevar a consecuencias negativas, tales como la intoxicación.

Entre estos estudios se encontró que por la acción de este nutriente para facilitar la absorción del calcio, es posible que se acumule el mineral en cantidades elevadas y derive en malestar general, tales como el dolor de estómago, la diarrea y el estreñimiento.