Cuando las personas sufren de estrés o ansiedad, en algunas ocasiones aumenta su apetito y esta situación los lleva a consumir alimentos ricos en azúcar y grasa, los cuales tienen un alto contenido calórico y bajo nivel nutritivo, lo que suele ofrecer satisfacción por períodos muy breves, pero a largo plazo genera problemas en la salud y la figura.
Los expertos aconsejan encontrar otra actividad que pueda distraer la atención cuando ocurren esos episodios de estrés y ansiedad; por ejemplo, el deporte o el yoga son dos buenas opciones. Posteriormente, se debe tratar, poco a poco, la relación con la comida.
El exceso de trabajo, la ansiedad, situaciones traumáticas que se hayan vivido, entre otros, pueden ser causantes del estrés.
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos asegura que las personas responden al estrés de diferentes formas. Por ejemplo, si alguien está estresado durante mucho tiempo, es posible que se enferme con más frecuencia de lo habitual, porque se debilita la capacidad de su cuerpo para combatir los gérmenes.
Otra molestia que puede causar el estrés son los problemas en el estómago o dificultad para digerir los alimentos, molestias al dormir, dolores de cabeza y es posible que la persona se sienta triste, enojada o molesta con facilidad.
Cuando el estrés continúa, se pueden registrar problemas más complejos como depresión, ansiedad, enfermedades del corazón, presión arterial alta y diabetes.
Si bien hay muchas razones que inciden en el estrés, existen algunas vitaminas que pueden ayudar a controlarlo y mejorar el estado de ánimo.
Un elemento que ha demostrado tener un efecto positivo en el estado anímico es la vitamina D. La recomendación que hacen en el portal Aarp es ingerir alimentos ricos en esta sustancia, entre los que están el pescado, huevo y lácteos bajos en grasa.
El complejo B es un grupo de vitaminas que tiene especial relevancia para el sistema nervioso. Por ejemplo, el ácido fólico, la vitamina B6 y la vitamina B12 son importantes para el procesamiento del aminoácido llamado homocisteína. Esto es fundamental, pues “los altos niveles de homocisteína en la sangre pueden hacer que la sangre coagule más fácilmente de lo que debería, lo cual puede aumentar el riesgo de bloqueos de los vasos sanguíneos. En general, los altos niveles de homocisteína están relacionados con el desarrollo temprano de la enfermedad cardíaca”, así lo explican en el sitio web Aarp.
La vitamina A es otra recomendación que hacen los expertos para tratar esos episodios de estrés y ansiedad. Algunas investigaciones sugieren que los niveles bajos de vitamina A o betacaroteno, pueden ser un factor importante para la presencia de la ansiedad.
Un estudio dictaminó que las personas que tomaban vitamina A se sentían mejor, especialmente si esta se combina con vitaminas C y E. Un bajo contenido de antioxidantes puede aumentar el riesgo de sufrir ansiedad, así lo explica el blog de salud de Harvard.
Las frutas y verduras están llenas de antioxidantes, por ello, se recomienda incluir estos alimentos en la dieta para aportar al organismo las cantidades suficientes de vitamina A.
Además de estas vitaminas, los especialistas aconsejan el consumo de alimentos como el huevo, pues este es rico en colina. “La colina ha demostrado desempeñar un papel importante en la salud cerebral y puede proteger contra el estrés”, en palabras que recoge el portal Healthline.
Los mejillones, almejas y ostras contienen un nutriente como la taurina, además de otros aminoácidos que son necesarios para producir neurotransmisores como la dopamina, la cual es esencial para regular la respuesta ante el estrés.
El estrés oxidativo está asociado con trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad, por ello, el perejil es un alimento ideal, pues está lleno de antioxidantes que protegen al organismo del estrés oxidativo.