El crecimiento, el fortalecimiento de los huesos, la digestión y la respiración no son procesos que ocurren por sí solos en el organismo, sino que dependen de que el cuerpo esté nutrido. Lo anterior implica que se debe estar en equilibrio en lo que respecta a las vitaminas, minerales, agua, carbohidratos, grasas y proteínas que se consumen a lo largo del día.
Los seis grupos son catalogados como esenciales debido al efecto que tienen en el ser humano, sin el que se desmejoraría la calidad de vida. Es por esa razón que la ingesta de vitaminas, por ejemplo, no es un asunto solo para los adultos mayores, quienes deben cuidar de su estado de salud durante la entrada a la fase de la vejez, sino que es básica para la vida, desde antes del nacimiento.
El ácido fólico permite, desde el proceso de gestación, que el cuerpo del bebé se forme adecuadamente y crezca a lo largo de los meses. Por otra parte, una vez nace, sigue siendo fundamental el consumo de micronutrientes para que el pequeño crezca sano y fuerte.
Su consumo continúa siendo igual de importante durante la juventud, con ánimo de preservar la vitalidad por más tiempo. Dependiendo de cada tipo de vitamina, sus beneficios sobre el organismo son variados, pero en términos generales, indican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos - Medline Plus, se encargan de que las células cumplan su tarea como es debido.
Esta familia está compuesta por más de diez elementos, entre los que se destacan: la vitamina A, la vitamina D, la vitamina K, la vitamina C, la vitamina E y el complejo vitamínico de las B, entre las que se listan la B1, la B2, la B3, la B6, la B12, la B9 o ácido fólico y la B5.
Con el paso de los años, estas no se vuelven menos importantes, sino que empiezan a ser necesarias para otras acciones en el cuerpo. En el caso de la vitamina D, esta es clave durante el desarrollo de la estructura ósea de los más pequeños y durante la edad adulta, más que intervenir en la formación de los huesos, se encarga de prevenir el deterioro de los huesos y reducir el riesgo de enfermedades como la osteoporosis, como explican desde el Centro Nacional de Información sobre la Osteoporosis y las Enfermedades Óseas.
Al listado de vitaminas esenciales se agrega la vitamina A, que cuenta con varias tareas dentro del cuerpo, entre ellas, y quizá una de las más reconocidas, se encuentra el cuidado de la salud ocular. De acuerdo con la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de Salud, este micronutriente contribuye a preservar la buena cisión, al tiempo que ayuda al sistema inmune. También se destaca su efecto antioxidante, una cualidad que comparte con otros compuestos como la vitamina C.
Esta última se consigue principalmente en las frutas cítricas, pero también está presente en otros grupos de alimentos como las verduras. La vitamina C es una de las más reconocidas, sobre todo por ser una aliada en el tratamiento de afecciones respiratorias, como la gripe o el resfriado. Según resaltan desde el portal Mayo Clinic, otra de las características de este nutriente es que combate la oxidación del cuerpo y el daño que este proceso ejerce sobre la estructura de las células.
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Como explican desde el portal Mejor con Salud, las vitaminas contribuyen a prevenir varias de las consecuencias derivadas del envejecimiento, un efecto que se le concede principalmente a las que gozan con antioxidantes.
Igualmente, son amigas de la vitalidad y la energía las vitaminas que conforman la familia de las B, sobre todo las B6 y la B12. Se trata de un complejo vitamínico variado y cuyos elementos cumplen diferentes funciones en el cuerpo, pero sobresalen por su acción para mantener el ritmo del cuerpo, explican desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus.