La alimentación es pieza fundamental en la salud física. El organismo depende de las vitaminas, minerales y nutrientes esenciales que están en la comida para poder realizar las actividades del día a día sin mayor problema, así como para completar los procesos metabólicos con total normalidad. Por eso es importante que se balancee lo que se consume.
Proteínas, frutas, verduras, granos y semillas, entre otros, deben ingerirse en cantidades responsables, evitando los excesos y teniendo constantes visitas al nutricionista para que se puedan evaluar los ajustes pertinentes en la dieta.
Es tan importante llevar buenos hábitos alimenticios durante toda la vida que la Organización Mundial de la Salud se refiere a tal aspecto en varios de sus estudios, así como en varias de sus principales declaraciones generales.
“Llevar una dieta sana a lo largo de la vida ayuda a prevenir la malnutrición en todas sus formas, así como diferentes enfermedades no transmisibles y trastornos. Sin embargo, el aumento de la producción de alimentos procesados, la rápida urbanización y el cambio en los estilos de vida han dado lugar a un cambio en los hábitos alimentarios. Actualmente, las personas consumen más alimentos hipercalóricos, grasas, azúcares libres y sal/sodio; por otra parte, muchas personas no comen suficientes frutas, verduras y fibra dietética, como por ejemplo cereales integrales”, de acuerdo lo que comenta la entidad.
Y es que, tal como se lee en el comunicado anterior del grupo internacional, se buscan evitar las dolencias a través de la alimentación saludable.
Uno de los males que puede acentuarse si no se cuida lo que se ingiere es la hipertensión, debido a que esta tiene que ver con los aumentos indiscriminados en la presión arterial.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Harvard establece que la ingesta de sal puede ser una de las razones para que la presión arterial de los más pequeños aumente. Sin embargo, hay que precisar primero cuál es el tipo de hipertensión que tiene.
La primaria significa que no tiene una causa primaria para tener presión alta. Esta se relaciona con un índice de masa corporal elevado. Es decir, sobrepeso.
Otros factores que aumentan el riesgo de padecer esta patología son herencia familiar, dietas altas en sodio y ricas en almidón, estrés, actividad física, carrera, edad, entre otros.
Por su parte, la hipertensión secundaria se desencadena debido a una enfermedad de base, como la diabetes, enfermedad renal, enfermedad de la tiroides y enfermedad cardiaca.
No obstante, en lo que se trata de la alimentación hay algunos productos que pueden evitarse a fin de regular la presión sanguínea.
Los primeros son los embutidos, puesto a que tienen alta composición de grasa y sodio. El consumo incrementado de este tipo de alimentos también puede causar hipertensión, obesidad, diabetes y subidas en el colesterol.
Caso similar pasa con los dulces y los ultraprocesados, pues cuando hay altos niveles de azúcar en la sangre, la circulación se dificulta, poniendo en riesgo la salud cardio y cerebrovascular del consumidor.
Asimismo pasa con las carnes rojas, pues a pesar de ser comidas ricas en hierro o en proteína, también cuentan con grandes niveles de grasas saturadas. De esta manera, gira la presión arterial y se afecta negativamente la coagulación de la sangre o la formación de plaquetas.
A su vez, los lácteos enteros, que son fuentes poderosas de calcio y magnesio, también contienen grandes cantidades de grasas saturadas y sal, que taponan los conductos sanguíneos y hacen que se incremente la presión arterial.
Finalmente, las bebidas alcohólicas tienen afectos similares, debido a que aumenta la frecuencia cardíaca, afectando de esta manera la presión arterial y otros aspectos importantes de la salud.