La glucemia es un análisis que mide la cantidad de glucosa o azúcar que se encuentra en la sangre. Normalmente, según la compañía de salud Sanitas, de España, este estudio se efectúa para validar la posible presencia o desarrollo de diabetes, una enfermedad que se presenta cuando las cantidades de la mencionada sustancia están altas.
Los valores normales de glucemia se ubican entre 70 y 105 miligramos por decilitro de sangre (mg/dl). Hay ocasiones en los que estos niveles se bajan, a lo que se le conoce como hipoglucemia y en estos casos pueden ubicarse entre 40 y 50 mg/dl. Por el contrario, si se suben (hiperglucemia) los valores normalmente son mayores de 128 mg/dl.
Los expertos aseguran que hay ocasiones en los que la glucemia puede verse alterada y no es por diabetes, sino por otro tipo de situaciones como las siguientes:
- Estrés por enfermedades agudas: infarto cerebral, cardiaco, anestesia general.
- Los tratamientos con sueros en vena, ya que contienen dextrosa (azúcar).
- Medicamentos: antidepresivos, antihipertensivos y hormonas femeninas.
- El alcohol y analgésicos pueden disminuirla.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en la sangre, que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.
Así se puede evitar que el azúcar se eleve
Teniendo en cuenta lo anterior, lo mejor es tratar de mantener bajo control los niveles de glucemia y para ello es importante tener en cuenta algunos hábitos que resultan de gran utilidad y que implican realizar cambios en el estilo de vida. Estos son algunos de los recomendados por el instituto Mayo Clinic.
1. Bajar el exceso de peso. Mantener un peso saludable reduce el riesgo de diabetes. La American Diabetes Association recomienda que cuando una persona tiene sobrepeso y ha sido diagnosticada con prediabetes, lo ideal es bajar al menos del 7 % al 10 % del peso para prevenir el avance de la enfermedad.
2. Hacer más actividad física. Este hábito no solo ayuda a bajar de peso, sino que también reduce la glucosa sanguínea y aumenta la sensibilidad a la insulina, la hormona que controla el azúcar en la sangre.
3. Consumir alimentos vegetales saludables. Los vegetales proporcionan vitaminas, minerales y carbohidratos a la dieta. Los carbohidratos incluyen azúcares y almidones (las fuentes de energía para el cuerpo) y fibra. La fibra dietética, también conocida como fibra alimentaria, incluye las partes de los alimentos vegetales que el cuerpo no puede digerir ni absorber.
Los alimentos con un alto contenido de fibra promueven la pérdida de peso y reducen el riesgo de sufrir diabetes. Por ello, en la alimentación diaria deberían incluirse: frutas, como tomates, pimientos y frutas de los árboles; vegetales sin almidón, como hortalizas de hoja verde, brócoli y coliflor; legumbres, como fríjoles, garbanzos y lentejas, y, cereales integrales, como pastas y panes integrales, arroz integral, avena entera y quinua.
4. Comer grasas saludables. Los alimentos grasos tienen un contenido elevado de calorías y deben consumirse con moderación. Para bajar de peso y ayudar a controlarlo, la dieta debería incluir alimentos con grasas insaturadas como el aceite de oliva, girasol, cártamo, semilla de algodón y canola; frutos secos y semillas, como almendras, cacahuates, linaza y semillas de calabaza y pescados grasos, como el salmón, la caballa, las sardinas, el atún y el bacalao. Las grasas saturadas, conocidas como “grasas malas”, están en los lácteos y carnes.
5. Omitir dietas relámpago. Si bien este tipo de dietas pueden ayudar a perder peso, hay muy poca investigación acerca de sus beneficios a largo plazo en la prevención de la diabetes.
6. No fumar. El tabaquismo favorece la aparición de diabetes y aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Para una mejor calidad de vida, los especialistas aconsejan no recurrir al tabaco.
Referencias:
Mayo Clinic
Sanitas
Organización Panamericana de la Salud