De acuerdo a las cifras más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1 millón de personas de 15 a 49 años se contagian cada día por una infección de transmisión sexual (ITS) que se puede curar. En total, se registran anualmente más de 376 millones de nuevos casos de clamidiosis, gonorrea, tricomoniasis y sífilis. Estas ITS tienen profundas repercusiones en la salud de los adultos y los niños en todo el mundo. Si no se tratan, pueden tener efectos graves y crónicos y causar enfermedades neurológicas y cardiovasculares. También infertilidad, embarazos ectópicos, mortinatos y un aumento del riesgo de infección por el VIH.  De acuerdo a las estimaciones de la OMS, sólo la sífilis causó 200.000 mortinatos y muertes neonatales en 2016, una cifra que hace de esta enfermedad una de las principales causas de defunciones de recién nacidos en el mundo. Además, diversos estudios las han asociado a unos niveles elevados de violencia doméstica y estigmatización.

Justamente, uno de los temas tabú sobre estas enfermedades sigue siendo la forma en la que se deben tratar durante el embarazo. Muchas veces por  desconocimiento o el temor, las madres no acuden a tiempo a consulta para evitar consecuencias a largo plazo en la salud de sus bebés. Lo primero que hay que saber sobre el tema, es que, las infecciones de transmisión sexual sí se pueden transmitir de  madre a hijo durante el embarazo, el parto o el periodo de lactancia. "Este tipo de transmisión se conoce como transmisión materno infantil o transmisión vertical”, dice el ginecólogo Germán Ruíz Cortés.  Las principales son el VIH, la sífilis, la hepatitis B, la clamidia y la gonorrea. Pero si esas infecciones se detectan a tiempo en el periodo de gestación y se tratan oportunamente, la posibilidad de disminuir el impacto es alto. Por eso es importante que una mujer que recibe la novedad de su estado de embarazo, acuda al control prenatal para recibir asesoría sobre estas infecciones.  Para prevenir estas infecciones y evitar que el bebé también resulte infectado, es recomendable tener en cuenta estos puntos:  1. ¿Estar en embarazo protege de contraer una infección de transmisión sexual? No. El embarazo no protege del contagio y por consiguiente del riesgo de infectar al bebé. Si no hay protección, el riesgo de contraer una infeccion de transmisión sexual es el mismo que el de una mujer que no está embarazada. 2. ¿Cómo protegerse de una ITS durante el embarazo?  La mejor manera de proteger a un bebé de las ITS es usar siempre preservativos, mantener relaciones sexuales únicamente con una pareja a largo plazo, y en caso de no tener una estable, evitar las relaciones sexuales vaginales y anales con parejas nuevas hasta que ambos se hayan realizado los exámenes. Ninguna otra medida o recurso como orinar, lavar los genitales o ducharse después de la relación evita el contagio. 3. ¿Cómo saber si tiene una infección de transmisión sexual durante el embarazo?  Desde el primer trimestre del embarazo es indispensable realizar una prueba de sangre para VIH, hepatitis B, sífilis, herpes vaginal, pruebas de orina para clamidia y gonorrea. Estos exámenes hacen parte de los cuidados prenatales que se deben llevar durante el embarazo. Deben realizarse cada trimestre con el fin de detectar a tiempo una infección y dar manejo con prontitud.  Muchas de las infecciones de transmisión sexual son asintomáticas. Por esto, se deben exigir los exámenes pertinentes así no sean requeridos por el médico. 3. Si usted ya tiene una infección de transmisión sexual y quedó en embarazo ¿eso como pone en riesgo al bebé? La madre y su hijo están comunicados por la placenta. Aunque no hay un paso directo de sangre a través de este órgano, sí existe un paso de nutrientes y oxígeno para el bebé en su formación. La transmisión de la madre al bebé puede ocurrir durante el nacimiento (sea por parto vaginal o cesárea). Por esto, la única forma de evitar el contagio es conocer el diagnóstico temprano para dar el tratamiento eficaz y seguro. 4. ¿Cómo afecta una infección de transmisión sexual a un bebé?  Una infección de transmisión sexual genera el riesgo de síntomas severos que pueden comprometer la vida de la madre, el embarazo y el desarrollo intrauterino del bebé. Algunas infecciones producen malformaciones congénitas en el bebé a nivel cerebral y ocular. Otras enfermedades de este tipo pueden manifestar sus efectos en la infancia, a medida que el niño crece.  Sin embargo, una infección de transmisión sexual puede provocar que el bebé nazca con bajo peso o prematuro y por consiguiente, que presente todas las complicaciones de nacer antes de tiempo. También puede ocurrir que obligue a la realización de una cesárea en vez de un parto vaginal. La única manera de proteger al bebé de una infección de transmisión sexual sus consecuencias, es utilizando el condón. 5. ¿Es posible recibir tratamiento para una infección de transmisión sexual durante el embarazo? Sí. Además de realizar las pruebas de sangre, es de vital importancia recibir el tratamiento oportuno y eficaz en caso de que haya un resultado positivo para una infección de transmisión sexual específica.  Muchas de las infecciones de transmisión sexual son tratables y curables. Durante el embarazo se pueden tratar y hasta curar las enfermedades de origen bacteriano como sífilis, clamidia, gonorrea y tricomoniasis. En cambio, las de origen viral como el VIH, la Hepatitis B y el herpes genital, no pueden ser curadas sino tratadas. Se dará un manejo específico para evitar el contagio del bebé y garantizar las condiciones para seguir con el embarazo. Según el tipo de infección, se determina cómo será el manejo durante el parto y los medicamentos que se suministrarán al bebé tan pronto nazca. No recibir el tratamiento expone a la madre así como al bebé, a serias complicaciones de salud.  Por otra parte, la atención de una enfermedad de este tipo durante el embarazo no se reduce solo a la mujer. Se debe contactar a la pareja sexual para determinar si está infectado y brindarle el tratamiento específico. Esta medida ayuda a cortar la cadena de contagio y reduce el riesgo de reinfección para la mujer gestante. 6. Tipos de enfermedades de transmisión sexual y cuidados durante el embarazo VIH. Las mujeres embarazadas pueden transmitirles el VIH a sus bebés durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto vaginal o la lactancia. No obstante, si el VIH se diagnostica antes del embarazo o al comienzo de este, es posible adoptar medidas para reducir el riesgo de transmisión. Hepatitis B. El mayor riesgo de transmisión ocurre cuando una mujer embarazada contrae el virus cerca de la fecha de parto. La transmisión puede prevenirse si a los bebés en riesgo se los trata poco después de su nacimiento. Clamidia. La clamidia durante el embarazo se ha asociado a partos prematuros, la rotura prematura de las membranas y bebés con bajo peso al nacer. Las madres pueden transmitir la clamidia a sus hijos durante el parto vaginal. Si la clamidia se diagnostica durante el embarazo, se puede tratar eficazmente con antibióticos. Sífilis. Se ha asociado la sífilis durante el embarazo con el parto prematuro, la muerte fetal intraútero y, en algunos casos, la muerte después del parto. Los bebés que no reciben tratamiento tienen un riesgo alto de presentar complicaciones que afectan varios órganos. Gonorrea. Si no se trata, la gonorrea durante el embarazo puede provocar un parto prematuro, la rotura prematura de las membranas y bajo peso de los bebés al nacer. Esta infección puede transmitirse al bebé durante el parto vaginal. Hepatitis C. Algunas investigaciones indican que la hepatitis C durante el embarazo aumenta el riesgo de tener un parto prematuro, un bebé de tamaño pequeño para la edad gestacional y bajo peso al nacer. Este tipo de infección hepática puede transmitirse al bebé durante el embarazo.