Las mujeres viven más que los hombres y en eso las cifras no mienten. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este fenómeno existe en el mundo: en promedio, ellas viven 74,2 años, mientras los hombres, 69,8. En Colombia, de acuerdo con dicho organismo, en 2015 los hombres tuvieron una expectativa de vida de 70 años y las mujeres de 77. A principios del siglo XX ellas morían más que los hombres por causas materno-infantiles Algunos expertos dicen que ellas viven más para ayudar a criar a sus nietos y así garantizar la supervivencia de la especie. Pero la OMS encontró en un estudio reciente que una variedad de pequeños factores contribuye a ese desenlace. Algunos son biológicos; otros, ambientales, genéticos y culturales. En efecto, otra investigación, hecha con la base de datos global de mortalidad humana, halló una nueva razón. Según el análisis de Esteban Ortiz-Ospina, de la Universidad de Oxford, a principios del siglo XX ellas morían más que los hombres por causas materno-infantiles y por infecciones virales como la influenza. Pero la llegada de los antibióticos y otras medidas de salud pública impactaron primordialmente su expectativa de vida. Lea también: Las mujeres reescriben su historia En la pesquisa también salieron a relucir los comportamientos poco saludables de los hombres, quienes tienden a acudir menos al médico y a seguir poco los tratamientos para sus enfermedades. En el informe de la OMS, por ejemplo, cuando hombres y mujeres están en riesgo de padecer un mismo mal, ellos suelen privarse más de los servicios médicos o no aceptar el tratamiento.

Además, los hombres tienen más amenazas de suicidio y toman más riesgos. La indagación mostró que, en el mundo, en 2016 hubo más heridas de tránsito en hombres que en mujeres a partir de los 15 años. Los hombres también tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir homicidios. En este aspecto parecen intervenir las hormonas. Un estudio hecho en Corea en 2012 con hombres castrados mostró que estos viven entre 14 y 19 años más que los demás. Los estrógenos, por el contrario, pueden jugar un papel protector en las mujeres. Su actividad antioxidante evitaría daños en el ADN que conducen a las enfermedades. En contexto: El mundo necesita mujeres en la ciencia  Para Ortiz-Ospina, la genética también influye. Según él, las diferencias en los cromosomas de hombres y mujeres provocan que ellos acumulen más grasa visceral y eso los pone en mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Las mujeres, por el contrario, tienden a acumularla bajo la piel. Puede ser porque biológicamente están mejor programadas para atacar los males. El trabajo de Ortiz-Ospina evidencia una novedad: que la brecha, al menos en Estados Unidos y otros países industrializados, se está cerrando. En 1970, la diferencia era de seis años, pero en 2014 bajó a cuatro. Algunos expertos incluso vaticinan que en 2030 en Gran Bretaña mujeres y hombres vivirán el mismo tiempo. Según el investigador, las campañas contra el cigarrillo y la reducción en el índice de consumo de alcohol han promovido ese cambio. Así mismo, las mejoras en el tratamiento del infarto han favorecido sobre todo a los hombres. Ortiz-Ospina tiene un misterio pendiente por aclarar: por qué, si las mujeres se enferman más, visitan más al médico y piden más días de incapacidad, viven más. Puede ser porque biológicamente están mejor programadas para atacar los males. Para saberlo habrá que hacer más estudios.