De acuerdo con la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, la Semana Santa es llamada así porque los cristianos conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret.

Además, explicó que es un período de intensa actividad tanto de oración, como de descanso, recreación y unión familiar.

Asimismo, esta época se caracteriza porque las personas no consumen carnes rojas y la principal razón, es “para honrar a Jesús, que pasó 40 días en el desierto sin comer ni beber nada”, según el Diario de Sevilla de España.

Pescado azul | Foto: GettyImages

Por ello, El Universo reveló los alimentos más saludables para comer en Semana Santa y reemplazar las carnes rojas:

  • Soja: “Es rica en proteína de alta calidad, 100 g cocidos de esta leguminosa aportan 12,5 g de proteína de origen vegetal, por lo que es un excelente sustituto de la proteína animal”, señaló el portal portugués de salud, nutrición y bienestar ‘Tua Saúde’.
  • Garbanzos: “Se caracteriza por ser una excelente fuente de calcio, hierro, proteínas, fibra y triptófano”.
  • Cacahuetes: “El cacahuate contiene grasas buenas, como el omega 3, vitaminas del complejo B y E, y una elevada concentración de proteínas, lo que lo hace una fuente saludable de energía”.
  • Altramuces: Son muy ricos en proteínas y aportan fibra, vitaminas del complejo B y minerales esenciales.
Las legumbres son ricas en proteína vegetal, fibra, vitaminas del grupo B, hierro, ácido fólico, calcio, potasio, fósforo y zinc. | Foto: Getty Images

Asimismo, una alimentación saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) debe incluir:

  • Al menos 400 g (o sea, cinco porciones) de frutas y hortalizas al día, excepto papas, batatas, mandioca y otros tubérculos feculentos.
  • Menos del 10 % de la ingesta calórica total debe ser de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total.

Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.

  • Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria debe proceder de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos).

No obstante, la OMS sugirió reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.

Una alimentación saludable es clave para prevenir enfermedades. | Foto: Getty Images

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.