La demencia no es una enfermedad específica sino, más bien, un término general para referirse a una alteración de la capacidad para recordar, pensar o tomar decisiones, que interfiere en la realización de las actividades de la vida diaria, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia progresiva en adultos mayores, pero también existen otras causas de demencia como demencia vascular, demencia con cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, demencia mixta, enfermedad de Huntington, lesión cerebral traumática (TBI), enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, enfermedad de Parkinson, entre otras.
Asimismo, señaló que algunos factores de riesgo son:
- La edad. El riesgo aumenta a medida que se envejece, especialmente después de los 65 años. Sin embargo, la demencia no es una parte normal del envejecimiento y puede ocurrir en personas más jóvenes.
- Antecedentes familiares. Tener antecedentes familiares de demencia pone en mayor riesgo de presentar la afección. Sin embargo, muchas personas con antecedentes familiares nunca presentan síntomas y muchas personas sin antecedentes familiares sí lo hacen, pero hay exámenes para determinar si se tienen ciertas mutaciones genéticas.
- Síndrome de Down. Hacia la mediana edad, muchas personas con síndrome de Down presentan la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano.
Sobre la misma línea, 20 Minutos reveló que el consumo de alimentos ultraprocesados aceleran el el deterioro cognitivo y el riesgo de padecer demencia se elevaba en un 25 %, según un estudio de UK Biobank y citado por el medio.
“Los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y cosméticos que dan color, sabor o textura para intentar imitar a los alimentos. Estos productos están nutricionalmente desequilibrados. Tienen un elevado contenido en azúcares libres, grasa total, grasas saturadas y sodio, y un bajo contenido en proteína, fibra alimentaria, minerales y vitaminas, en comparación con los productos, platos y comidas sin procesar o mínimamente procesados”, explicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Así las cosas, la entidad sin ánimo de lucro enumeró algunas recomendaciones para prevenir la demencia:
- Seguir una dieta saludable. Una dieta como la mediterránea, rica en frutas, verduras, granos enteros y ácidos grasos omega-3, que se encuentran comúnmente en ciertos pescados y en las nueces, podría promover la salud y reducir el riesgo de desarrollar demencia. Este tipo de dieta también mejora la salud cardiovascular, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de demencia.
- Realiza actividad física y social. La actividad física y la interacción social pueden retrasar la aparición de la demencia y reducir sus síntomas y es importante procurar hacer 150 minutos de ejercicio por semana.
- Mantener la mente activa. Las actividades mentalmente estimulantes, como leer, resolver crucigramas o juegos de palabras, y la ejercitación de la memoria podrían retrasar la aparición de la demencia y disminuir sus efectos.
- Consumir la cantidad suficiente de vitaminas. Algunas investigaciones sugieren que las personas con bajos niveles de vitamina D en la sangre son más propensas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia.
- Tratar los problemas de audición. Las personas con pérdida auditiva tienen más probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo. El tratamiento temprano de la pérdida auditiva, tal como el uso de audífonos, podría ayudar a reducir el riesgo.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.