Ha pasado más de un siglo desde que los hermanos Wright volaron por primera vez en un aeroplano y cumplieron uno de los grandes sueños de la humanidad. Durante el siglo XX, la aviación se desarrolló de manera asombrosa y se convirtió en el medio de transporte más seguro y usado en el mundo. Pero hasta ahora no ha habido un cambio radical en el diseño de los aviones: una cabina larga que termina en una gran cola y es impulsada por turbinas que cuelgan de dos alas. Sin embargo, esto está a punto de cambiar. Esto se debe a que la industria aeronáutica se enfrenta a varios retos. Entre ellos está mayor comodidad al pasajero y acceso a las últimas tecnologías en cabina, pero también mayor rapidez para llegar al destino y un menor costo de los tiquetes. "La demanda de transporte aéreo seguirá creciendo porque es crucial para el desarrollo social y económico del planeta", afirma Charles Champion, jefe de ingenieros de Airbus. El otro desafío es que ese aumento de viajeros no afecte el medio ambiente, pues la aviación ya es responsable del 12 por ciento de emisiones de dióxido de carbono, una cifra no muy grande en comparación con las de otros medios de transporte, pero al fin y al cabo significativa. "Por eso, debe mejorarse el uso de las fuentes de energía, el manejo del tráfico aéreo y el diseño de nuevas aeronaves", agrega Champion. Aunque en los últimos cuarenta años los aviones, gracias a la tecnología, han reducido el 70 por ciento de estas emisiones y el 75 del ruido que generan, la meta es disminuir aun más esos índices para el año 2050, cuando se prevé que la población global será de aproximadamente nueve mil millones de personas. Crear nuevos diseños y utilizar materiales reciclables son parte de la solución a estos retos que enfrenta la industria. Uno de ellos es el Airbus Concept Plane, exhibido la semana pasada en el tradicional Salón Internacional de la Aeronáutica y el Espacio, celebrado en el aeropuerto Le Bourget de París, en Francia. Este avión proyectado para 2050, será construido con materiales biodegradables y tendrá una estructura central curva, con alas ultradelgadas y motores menos ruidosos. El diseño de la cola permitirá que al momento del aterrizaje el aparato no genere tanto ruido. Otra propuesta en este frente fue el Solar Impulse, un avión propulsado por energía solar desarrollado en Suiza, que ha realizado dos vuelos de prueba exitosos. Para solucionar el tema de la velocidad, el consorcio EADS presentó en el mismo evento un boceto de avión supersónico que será capaz de volar en menos de tres horas desde Londres hasta Tokio. Esta aeronave, la Zehst, alcanzará 5.000 kilómetros por hora, el doble del Concorde, y volará por encima de la atmósfera a 32 kilómetros de altura sobre el nivel del mar. Al ser propulsado por una mezcla de biocarburantes, hidrógeno y oxígeno, este aparato contaminará menos la capa atmosférica. Sin embargo, realizar un vuelo en él será algo exclusivo, pues el tiquete que pagarán los escasos cien pasajeros costará entre 6.000 y 8.000 euros. Entre las propuestas para diseños más eficientes sobresale el prototipo desarrollado por Mark Drela, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que se conoce como Serie D. Estos aviones tendrán una estructura cilíndrica sencilla, con las turbinas ubicadas en la parte trasera. La cola será más pequeña y su nariz se inclinará hacia arriba para permitirle a la nave elevarse más y a su vez quemar menos combustible. Bajo estos mismos principios, Varnavas Serghides, del Imperial College de Londres, ha creado varios modelos de aeronaves más livianas, con turbinas pequeñas y alas aerodinámicas cuya forma les permitirá mejorar el flujo del aire y evitar turbulencias. Pero las innovaciones no solo se están desarrollando en el campo de los vuelos comerciales. Los constructores de helicópteros también se enfrentan al reto de crear máquinas mucho más veloces, una tarea nada fácil debido a la complejidad del sistema rotor. No obstante, desde hace algunos años se han creado diseños innovadores como el X2, propuesto por United Technologies, o el Eurocopter X3, desarrollado por EADS que alcanzó los 430 kilómetros por hora en mayo pasado. Para alcanzar dicha velocidad, los ingenieros le añadieron a la máquina dos alas cortas con pequeñas hélices que apuntan hacia delante, de forma similar a un avión. La posibilidad de volar en un aparato personal ultraligero ya no es una idea tan descabellada. El modelo que aparentemente estará listo a corto plazo es el Martin Jetpack, desarrollado en Nueva Zelanda, que despega y aterriza de forma vertical. Según sus creadores, este prototipo se comercializaría en 2012 y costaría unos cien mil dólares.La industria aérea tiene metas muy claras. El ingeniero aeronáutico Eduardo Aguilar señala que es una de las pocas en el mundo que sabe a dónde quiere llegar en el futuro y "los modelos que se están desarrollando son prueba fehaciente de ello", asegura. Aunque se trata de modelos a mediano y largo plazo, lo más probable es que el sueño de volar que siempre ha inspirado a los hombres logre que esto suceda más temprano que tarde.