El tomate es una de las especies hortícolas más importantes para el consumo humano, y genera cuantiosos ingresos, empleos y un alto valor nutritivo para la dieta. De hecho, es la hortaliza que ocupa la mayor superficie sembrada en todo el mundo.
Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, el tomate se encuentra disponible todo el año, su fruto se consume tanto fresco como procesado y es una fuente rica en vitaminas A, C y E, las cuales se consideran antioxidantes.
Además, el tomate está compuesto principalmente por agua y su macronutriente mayoritario son los hidratos de carbono. Así mismo, su contenido en otros carotenoides, como la luteína y la zeaxantina, se encuentran presentes en el área central de la retina, la mácula y el cristalino del ojo.
Estos componentes, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, se asocian con la prevención de padecer cataratas y degeneración macular relacionada con el envejecimiento. Por ello, se aconseja el consumo de tomate para cuidar la vista.
Los tomates y sus derivados son especialmente ricos en licopenos, responsables del color rojo del fruto. El licopeno es otro carotenoide que presenta un alto poder antioxidante. Lo que se relaciona con un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Este producto también posee pocas calorías y, con ayuda de la fibra que lo componen, contribuye a disminuir la grasa corporal pues controla el apetito y mantiene el cuerpo saciado. La revista digital UnComo a través del portal Mundodeportivo, indicó que comer tomate diariamente no engorda pues solo aporta 18 kilocalorías por cada 100 gramos.
También, el portal especializado Tua Saúde resaltó en su página web que el tomate “es rico en potasio, un mineral que ayuda a eliminar el sodio del organismo a través de la orina, y contiene buenas cantidades de agua creando un efecto diurético, de esta manera este fruto ayuda a controlar la presión arterial”.
Para consumir este alimento se debe mantener lo más crudo posible. Si se consume en salsas, se aconseja que esta sea hecha en casa para evitar el alza de calorías en la dieta.
Para realizar esta receta, según el portal especializado en gastronomía, GastroLab, se necesita: dos kilogramos de tomate triturado, una cebolla, dos dientes de ajo, un pimiento verde, una cucharada de pimentón dulce, una pizca de azúcar, orégano seco o albahaca fresca, sal, pimienta, y aceite de oliva.
Preparación:
1. En una olla poner a calentar a fuego suave el aceite de oliva.
2. Añadir la cebolla, el pimiento verde y el ajo bien picados.
3. Salpimentar al gusto.
4. Cocinar ambos ingredientes durante unos 10 minutos, removiendo con frecuencia.
5. Cuando se vea la cebolla transparente y blanda, se debe añadir el tomate triturado.
6. Agregar el pimentón dulce y el azúcar para eliminar el exceso de acidez del tomate.
7. Poner especias al gusto como albahaca u orégano.
8. Tapar la olla y dejar cocinar a bajo fuego durante una hora.
9. Pasado el tiempo, cuando la salsa de tomate haya espesado un poco, se agrega un poco de sal.
10. Si se desea retirar los trozos de verdura, es posible pasar la preparación por la licuadora.
Cabe resaltar que, antes de retirar o agregar el tomate a la dieta diaria, se debe consultar con un especialista en salud para que no se vean afectadas las comorbilidades que puede tener cada persona.