Es común que al ajustar la dieta hacia una alimentación más saludable, uno de los primeros en irse sea el chocolate, junto a otros dulces, harinas e ingredientes que pueden ser considerados negativos para la salud.

Sin embargo, en lo que respecta al chocolate, sería preciso identificar las diferentes clases que existen, dependiendo de la concentración de cacao, puesto que no todos tienen un efecto dañino sobre la salud, sino que más bien su consumo puede ser beneficioso.

Como es bien sabido, el chocolate se emplea como ingrediente de diversas preparaciones, como postres, tortas y brownies, pero también en otras recetas más líquidas, como las malteadas o batidos. Pero su clasificación más básica tiende a hacerse a partir del color.

Así pues, de acuerdo con el portal Tua Saúde, hay más de cinco tipos de chocolate: el negro, el medio amargo, el rosado o ruby, con leche y el blanco. Estos varían en su composición, siendo la concentración de cacao su principal diferencia. Por un extremo, el blanco no tiene cacao, mientras que, en la otra punta, el chocolate negro o amargo lo contiene en su mayoría.

Igualmente, presentan cambios en su composición nutricional, destacándose el chocolate amargo como uno de los que menos calorías posee, con tan solo 127, en comparación con las otras clases que se acercan a las 140 calorías. Asimismo, este tipo oscuro de chocolate aporta menos grasas y grasas saturadas que sus parientes.

Desde la ciencia se han tratado de identificar los beneficios que tiene el cacao sobre el organismo, para validar qué tan buena idea sería conservar este alimento dentro de la dieta. Al respecto, los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos aseguran que las propiedades buenas que se le atribuyen a este grano pueden estar asociadas a su composición rica en flavonoides, los cuales son reconocidos por su acción antioxidante que mitiga el daño de los radicales libres a las estructuras celulares.

“Se cree que los flavonoides del cacao mejoran la función cardíaca y el flujo sanguíneo, por lo que los científicos creen que también pueden beneficiar a los diminutos vasos sanguíneos del cerebro”, añaden desde la referida entidad. No obstante, son claros en distinguir entre el cacao como tal y el chocolate, enfatizando en que este último ha sido procesado y puede no conservar los mismos compuestos nutricionales.

Asimismo, como indican desde el portal de difusión médica Medical News Today, se siguen adelantando investigaciones para comprobar el posible efecto positivo del chocolate sobre las funciones cerebrales como el pensamiento o la cognición.

Entre tanto, se ha asegurado que la ingesta de chocolate oscuro puede tener un efecto positivo para disminuir las probabilidades de padecer una afección cardiovascular y de perder las capacidades cognitivas.

No menos importante es su influencia sobre el estado de ánimo. El chocolate es uno de los aliados para pasar las ‘tusas´ o los malos momentos, y ello tiene una explicación química. De acuerdo con el portal de gastronomía de La Nación, la capacidad del chocolate amargo para combatir el estrés se debe a su aporte de antioxidantes, que contribuyen a regular las hormonas encargadas de desencadenar esta emoción: cortisol.

Cabe decir que para aprovechar los beneficios de este ingrediente es preciso integrarlo como parte de una alimentación balanceada y hacerlo siempre en cantidades moderadas, para evitar efectos adversos.

De ninguna manera este artículo reemplaza la recomendación de los profesionales, por lo que se aconseja acudir ante el médico de cabecera para saber qué tan conveniente es agregar el chocolate a la dieta, según la condición de salud particular.