Para poder prevenir diversos padecimientos que surgen con el paso de los años, los profesionales suelen ser muy enfáticos en la importancia de tener buenos hábitos a lo largo de la vida. Uno de esos hábitos es la sana alimentación.
Todas las personas, sin importar su edad, deben llevar un plan de alimentación saludable y equilibrado que contenga alimentos de todos los grupos (proteínas, carbohidratos en su estado natural, frutas y verduras, grasas saludables); las porciones variarán dependiendo de la edad del paciente y de sus condiciones nutricionales.
Además, de la alimentación es pertinente que todos los pacientes realicen actividad física de manera regular o practiquen algún deporte. Como mínimo, se espera que una persona adulta dedique al menos 30 minutos consecutivos para hacer actividad física de moderada a intensa, todos los días de la semana. Las personas en edad avanzada o que apenas van a empezar a incorporar este hábito es importante que cuenten con la asesoría se un profesional para poder determinar los ejercicios más propicios para su condición física y evitar lesiones o posibles complicaciones.
Por otra parte, para promover la buena salud del cerebro y de todos los órganos en general es pertinente que las personas duerman el número de horas adecuadas, según su edad.
Incluso, en algunas edades son necesarias las siestas en algún momento del día para poder influir de manera positiva en el desarrollo cognitivo, físico y motor de cada persona. En ese sentido, la edad y el nivel de actividad influirán en el número de horas que debe dormir una persona.
Para quienes tienen dudas, SEMANA comparte una guía.
- Bebés de 4 a 12 meses: De 12 a 16 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 1 a 2 años: De 11 a 14 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 3 a 5 años: De 10 a 13 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 6 a 12 años: De 9 a 12 horas por cada 24 horas.
- De 13 a 18 años: De 8 a 10 horas por cada 24 horas.
- Adultos: 7 horas por noche o más.
El portal de salud, belleza y cuidado personal Mejor con Salud menciona los beneficios que conlleva que las personas adultas tomen una siesta en el día. Los pacientes suelen presentar un desgaste o somnolencia luego del almuerzo, para ello una siesta que dure entre 20 y 30 minutos resulta ideal para recuperar baterías y continuar con las labores diarias con mayor energía.
La idea es no exceder el tiempo que se mencionó en este artículo pues esto podría traer consecuencias negativas, sobre todo cuando se cumple una hora de sueño o más. Entre los beneficios que trae hacer una siesta en el día se encuentra el hecho de que ayuda a los pacientes que padecen de depresión, ansiedad o cualquier otro trastorno mental. No hay que olvidar que esta práctica promueve la producción de serotonina en el cerebro.
“La serotonina, conocida como hormona de la felicidad, es un neurotransmisor encargado de regular el estado de ánimo, entre otras funciones. Para mantener niveles saludables de la misma, el sueño es fundamental. Una breve siesta genera el descanso cerebral que aporta al bienestar durante el resto de la jornada”.
Dormir una siesta que no dure más de 30 minutos también hará que la persona se levante con una mejor actitud, aumentando su creatividad, efectividad e incluso sus reflejos. “Según investigaciones de la NASA, que analizó la actividad de 747 pilotos tras la siesta, dormir mejora el desempeño laboral. Quienes llevaron a cabo un descanso intermedio de entre 20 y 30 minutos, redujeron su cantidad de errores en el ámbito de trabajo en un 34 %. Además, se encontraron más atentos y con mejores reflejos”.