El aceite de coco es un producto natural que ha ganado reconocimiento en los últimos tiempos debido a los beneficios que ofrece para el cuerpo y la salud. Es un producto muy utilizado en belleza y cosmética, pero también se emplea en la gastronomía con el fin de aprovechar sus propiedades saludables.

El portal Cuerpo Mente asegura que cada vez hay una mayor evidencia científica de que las grasas presentes en el aceite de coco virgen hacen un aporte importante al organismo, pues ayudan a mejorar los niveles de colesterol y son recomendables para la salud cardiovascular y la condición general del cuerpo.

Al respecto, el sitio web Healthline asegura que los ácidos grasos que contiene este producto aumentan el colesterol HDL (bueno), lo que ayuda a reducir el riesgo de que una persona padezca una enfermedad cardíaca. Por ello, se recomienda incorporarlo en la dieta diaria, pero de forma moderada y en el marco de una alimentación equilibrada.

Al aceite de coco se le atribuyen beneficios como ayudar a controlar el colesterol y el azúcar en la sangre. | Foto: Getty Images

Según estudios realizados por University Sains Malaysia, tomar este producto al iniciar el día ayudaría en ese propósito de reducir estos lípidos en la sangre, según cita el portal Salud 180, de México.

También se dice que su consumo contribuye a controlar los niveles de azúcar en la sangre, reducir el estrés, acelerar el crecimiento del cabello y las uñas, prevenir enfermedades hepáticas y reducir síntomas de algunas alergias como el asma, según el portal Medical News Today.

Gracias a su contenido en ácidos láurico, cáprico, caprílico y en polifenoles, posee propiedades antivirales y antimicrobianas que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y es bueno para combatir la bacteria Helicobacter pylori, relacionada con las gastritis, las úlceras y el cáncer de estómago.

Un buen aliado para adelgazar

Una de las bondades que se le atribuyen a este alimento es que debido a su cantidad de grasas de cadena media que estimulan el metabolismo energético y ejercen un efecto “termogénico”, se puede incluir en una dieta tendiente a bajar de peso, pues ayuda a quemar grasa.

El aceite de coco es muy utilizado en tratamientos cosméticos. Foto: Getty Images. | Foto: Foto: Getty Images.

Un beneficio más es que es bueno para la piel. El aceite de coco tiene propiedades hidratantes por su contenido de ácidos grasos, que ayudan a mejorar el aspecto de la piel seca y áspera, como en los casos de xerosis, precisa el portal de salud Tua Saúde.

Además, sus propiedades antioxidantes ayudan a retrasar la aparición de las arrugas y la flacidez de la piel que suelen llegar con el proceso de envejecimiento. Además, es indicado para fortalecer el cabello y darle brillo e hidratación.

La mencionada fuente asegura que es uno de los mejores nutrientes para el cabello, pues aporta proteínas esenciales necesarias para restablecer el cabello dañado, favoreciendo su crecimiento saludable.

Recomendaciones

Si bien se trata de un producto natural y sus grasas son beneficiosas, no dejan de ser grasas y tienen calorías. Por esta razón no es recomendable abusar del consumo de este producto porque se podrían generar efectos contrarios y, por ejemplo, propiciar el sobrepeso. Según los expertos, la cantidad diaria recomendada es de 30 mililitros.

El aceite de coco puede incluirse en dietas para bajar de peso. | Foto: fcafotodigital

En el caso de las personas diabéticas deben tener cuidado al tomar aceite de coco, pues aunque ayuda a controlar los niveles de azúcar, pueden producirse bajas o alguna alteración, especialmente si además se toma algún medicamento o insulina. Por esta razón, lo mejor siempre es consultar al médico antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento con este producto.

El instituto de investigaciones Mayo Clinic, asegura que los estudios en torno a los beneficios potenciales del aceite de coco han mostrado resultados mixtos y por ello no es posible ser concluyentes, por lo que se requiere de mayor investigación con grupos de estudio más grandes y seguimiento a largo plazo para determinar sus verdaderos aportes al organismo.