El consumo de carne es un tema de frecuente controversia. Hay quienes dejan de comerla por diversas razones, pero también existen personas que consumen este alimento a diario y en grandes cantidades. Si bien es cierto que es un producto clave que le aporta al organismo proteínas de alta calidad, hay que tener cuidado y no abusar de su ingesta.

El instituto de investigación Mayo Clinic, indica que las investigaciones muestran que las personas que consumen carne roja corren un mayor riesgo de morir debido a una enfermedad cardíaca, un accidente cerebrovascular o diabetes, situación que también se presenta con las carnes procesadas.

En esta línea, en un artículo publicado en el Huffington Post y escrito por Anna Rahmanan, el cardiólogo de la mencionada institución, Stephen Kopecky, asegura que en general las sustancias que contiene naturalmente la carne roja causan inflamación e irritación en el organismo y si bien se trata de una irritación mínima, con el paso de los años se va acumulando y puede provocar diversos problemas de salud como daños en las paredes de las arterias que deriva en arteriosclerosis, riesgo de infarto y embolias.

Estudios hacen relación entre el alto consumo de carnes rojas y el cáncer. | Foto: Getty Images / Owen Franken

Una publicación del medio digital Business Insider y escrito por Lia Tabackman, cita un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, en el cual se determinó que la carne roja contiene TMAO, una sustancia química relacionada con las enfermedades cardíacas.

Encontró que ingerir este alimento a diario triplicaba los niveles de TMAO en el torrente sanguíneo de los participantes en comparación con aquellos que solo comían carne blanca o fuentes de proteína que no eran cárnicas.

Por otro lado, según la Fundación Mapfre, de España, las carnes rojas, así como las vísceras del ganado vacuno, contienen más hierro que las blancas, pero también son más ricas en grasa y purinas, una sustancia que contribuye a la formación de ácido úrico, de ahí que los enfermos de gota deban abstenerse del consumo de carne roja, en particular.

¿Tiene que ver con el desarrollo de cáncer?

En relación con el cáncer, es mucho lo que se escucha decir. Frente a este tema, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), evaluó la carcinogenicidad del consumo de carne roja y de carne procesada.

La carne roja en exceso puede causar problemas cardiovasculares. | Foto: Getty Images

En el primer caso, la clasificó como “probable carcinógeno para los humanos”, luego de realizar un análisis exhaustivo de literatura científica; mientras que en el segundo, el resultado fue más contundente y los científicos clasificaron la carne procesada como “carcinógena para los humanos”, conclusión que se basó en evidencia de que este tipo de productos causan cáncer colorrectal.

Los expertos concluyeron que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18 %, por lo que su recomendación es ingerir estos alimentos en pequeñas cantidades y no todos los días.

Su importancia en la dieta

Sin embargo, no se puede satanizar. Según Mayo Clinic, los cortes más magros de carne vacuna pueden ser parte de una dieta saludable, si se ingieren con mesura.

Esta carne aporta proteínas, nutriente esencial que potencia las reacciones químicas en todo el cuerpo y es el componente básico del cabello, las uñas y los músculos, indica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Asegura, además, que es importante obtener suficientes proteínas en la dieta porque el cuerpo no las almacena del mismo modo que acumula grasas o carbohidratos.

La carne aporta proteína de alta calidad. | Foto: GettyImages

De igual forma, según Business Insider, este tipo de carne es una gran fuente de B12, un nutriente esencial necesario para la formación de glóbulos rojos, la función neurológica y la síntesis de ADN. También aporta hierro, mineral que ayuda a transportar oxígeno por el cuerpo.

Mayo Clinic recomienda que cuando hay carne en el menú, lo ideal es escoger cortes magros y evitar las porciones demasiado grandes. Una porción de proteína es de unos 85 gramos y una forma sencilla de lograr que la comida sea equilibrada es dividir el plato. La proteína no debe ocupar más de una cuarta parte; las verduras y las frutas deben cubrir la mitad, y los granos o cereales integrales deben conformar el resto del plato.