Es sabido que las funciones cognitivas del cerebro se deterioran a medida que las personas envejecen. No obstante, la ciencia se ha preocupado por encontrar qué factores pueden incidir en el declive de funciones claves, como la memoria.
De hecho, un reciente estudio publicado por la revista científica British Medical Journal analizó cuál era la relación entre varios hábitos que son considerados como saludables y la conservación de la memoria de las personas.
La investigación se denominó ‘Asociación entre el estilo de vida saludable y el deterioro de la memoria en adultos mayores: estudio de cohorte prospectivo basado en la población de 10 años’.
Según señalaron los autores de la investigación, durante el estudio les hicieron seguimiento a 29.072 participantes a los cuales les hicieron un seguimiento hasta su fallecimiento o la interrupción del análisis que fue el 26 de diciembre de 2019.
Los autores del estudio advirtieron que siguieron a los participantes, que tenían más de 60 años, durante un período de 10 años.
“Se evaluaron seis factores de estilo de vida saludable: una dieta saludable (cumplimiento de la ingesta recomendada de al menos 7 de 12 alimentos elegibles), ejercicio físico regular, contacto social activo (≥ dos veces por semana), actividad cognitiva activa (≥ dos veces por semana), nunca haber fumado previamente, y nunca haber bebido alcohol”, advirtieron los investigadores.
Según explicaron, estas personas fueron clasificadas en varios grupos distintos, Por ejemplo, en el grupo calificado como “favorable” entraban todos los que tenían entre cuatro y seis factores de estilo de vida saludable; mientras tanto en el grupo conocido como “promedio” entraban los sujetos que tenían de dos a tres factores saludables; y, por último, en el grupo calificado como “desfavorable” entraron quienes tenían entre un factor y ninguno.
" La función de la memoria se evaluó mediante la Prueba de aprendizaje auditivo verbal de la Organización Mundial de la Salud/Universidad de California-Los Ángeles, y la cognición global se evaluó mediante el Mini-Examen del estado mental. Se utilizaron modelos mixtos lineales para explorar el impacto de los factores del estilo de vida en la memoria en la muestra del estudio”, explicaron los autores en la publicación de la British Medical Journal.
Entre los resultados, encontraron que los hábitos de vida saludable sí tienen incidencia en el bienestar y la protección del cerebro con el paso de los años.
“Los resultados de este estudio proporcionan una fuerte evidencia de que la adherencia a un estilo de vida saludable con una combinación de comportamientos positivos, como nunca o antes fumar, nunca beber, una dieta saludable, ejercicio físico regular y actividad cognitiva activa y contacto social, se asocia con una tasa más lenta de deterioro de la memoria”, sostuvieron los investigadores.
En la investigación también incluyeron a personas que tenían el gen APOE e4, que está presente en las personas que tienen más probabilidades de tener alzhéimer, sobre todo de forma prematura.
Este tipo de la apolipoproteína (como se le denomina al gen) “aumenta el riesgo de padecer el alzhéimer y se asocia con la aparición de la enfermedad a una edad más temprana. Aproximadamente del 15 al 25 % de la población general lleva un alelo APOE e4″, de acuerdo con los datos de la Clínica Mayo.
En esa medida, los investigadores identificaron que el deterioro de la memoria también era más lento en las personas que portaban este gen.
“Es importante destacar que nuestro estudio proporciona evidencia de que estos efectos también incluyen individuos con el alelo APOE ε4. Este estudio podría ofrecer información importante para proteger a los adultos mayores contra el deterioro de la memoria”, concluyeron los investigadores.