La hipertensión o la presión arterial elevada suele ser un padecimiento que surge en pacientes de avanzada edad. Sin embargo, puede desencadenarse en un paciente joven cuando no se ha cuidado y ha llevado una vida de excesos en cuanto a la alimentación, la ingesta de alcohol y el sedentarismo.
Según la biblioteca de salud y medicina de los Estados Unidos Medline Plus, cada vez que el corazón late, bombea sangre que se desplaza hacia las arterias. La presión arterial aumenta cuando este órgano transporta el líquido rojo por medio de sus latidos, en un proceso llamado presión sistólica. Cuando el corazón está en reposo, entre latidos, la presión arterial baja y se conoce como presión diastólica.
La entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación Mayo Clinic explica que para saber cómo manejar esta patología, las personas son catalogadas en algunos de los siguientes grupos:
- Pre-hipertenso: son pacientes con presión sistólica de 120 a 129 mm Hg y diastólica por debajo de 80 mm Hg. Aquí no existe un diagnóstico claro de hipertensión arterial, pero los valores están por encima de los que se catalogan normales.
- Hipertensión arterial de primer grado: cuando la tensión sistólica supera los 130 mm Hg y no pasa de 140 mm Hg, o la diastólica se registra entre 80 y 89 mm Hg; ya hay hipertensión de grado 1.
- Hipertensión de segundo grado: estos individuos tienen valores repetidos de tensión arterial sistólica superior a 140 mm Hg y de diastólica mayor a 90 mm Hg. Este es un cuadro patológico que puede dañar los órganos vitales a mediano plazo.
Una dieta balanceada y saludable es fundamental para poder enfrentar la alta presión arterial. Varios estudios han demostrado que el tomate cuenta con importantes propiedades que ayudarían a las personas que sufren de hipertensión, por lo que se aconseja consumirlo de diferentes maneras, especialmente en jugo.
El tomate de árbol podría catalogarse como un fruto de amores y odio. Desprende un aroma muy agradable y en su interior se encuentran las semillas envueltas en una capa gelatinosa con un sabor dulce muy destacado. Sin embargo, pocas personas conocen sus beneficios para la salud.
Según los datos obtenidos de la obra Tropical Plant Species and Technological Interventions for Improvement, la composición nutricional por 100 gramos de este fruto fresco es la siguiente: proteína: 1.6 gramos, grasas: 0.0 gramos, carbohidratos: 11.90 gramos y fibra: 6 gramos.
Debido a sus aportes en vitamina A, hierro, calcio y fósforo, esto facilita la absorción de ese mineral, mejorando así la condición de los pacientes. Su alto contenido en fibra ayuda regular el tránsito intestinal, reduciendo considerablemente la inflamación abdominal.
Según el portal Mundo Deportivo, aparte de reducir el colesterol alto, ayuda a bajar la tensión arterial y recibir una buena dosis de vitaminas, algo que ayuda a mejorar la salud cardíaca y favorece el sistema inmunológico.
Este fruto contiene ácido gamma aminobutírico, el cual es bueno para bajar la presión arterial, pues cuando una persona tiene hipertensión (o tensión arterial alta) se incrementa de manera significativa el riesgo de sufrir cardiopatías, encefalopatías, nefropatías y otras enfermedades.
Para evitar que se eleve el colesterol, el diario español Mundo Deportivo indicó, en su sección de salud, que el tomate de árbol es ideal por su “gran aporte de fibra soluble, que favorece la absorción y eliminación de grasas a través de las deposiciones, mejorando notablemente la condición de pacientes con LDL elevado”.
El tomate de árbol es rico en sodio y potasio, dos electrolitos necesarios para un correcto funcionamiento del organismo, especialmente en referencia al sistema cardiovascular. Sus actividades están relacionadas, pero ejercen funciones diferentes.