Las vitaminas son nutrientes que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades para su fun­cio­na­mien­to, su man­te­ni­mien­to y su cre­ci­mien­to. Estas sustancias orgánicas presentes en cantidades muy pequeñas en los alimentos.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través de suplementos alimentarios, también es posible consumir vitaminas y además, se agrupan en forma conjunta porque todas se descubrieron en relación con las enfermedades que causan su carencia.

Entre las vitaminas más conocidas están la A, la B, la C, la D, el ácido pantoténico (cuya carencia puede causar el síndrome de quemazón de los pies), la biotina (vitamina H), el ácido para-aminobenzoico, la vitamina E y la vitamina K (vitamina antihemorrágica).

La deficiencia de vitaminas da paso al desarrollo de enfermedades simples o crónicas. Por ejemplo, se producen efectos específicos en el cuerpo de una mujer cuando en él hace falta vitamina D.

De acuerdo con Carmen Pingarrón Santofimia, jefe de Servicio de Ginecología y Oncoginecología del Hospital Quironsalud San José, señaló para el portal web El Médico Interactivo que en todas las etapas de la vida de la mujer, desde la infancia y la adolescencia, pasando por la edad fértil, el embarazo y la menopausia, el déficit de vitamina D afecta de manera distinta.

  • Edad fértil: los bajos niveles de esta vitamina afectan la receptividad endometrial y en consecuencia dificultar la implantación del embrión. Lo anterior, puede dificultar la concepción y además, generar ovarios poliquísticos.
  • Embarazo: el déficit de vitamina D está asociado con un mayor riesgo de diabetes gestacional, preeclampsia, parto prematuro y bajo peso al nacer.
  • Menopausia: cuando no está dicha vitamina pueden aumentar los problemas cardiovasculares, diabetes y cáncer de mama. Además, según el portal web Egom, las mujeres postmenopáusicas y los ancianos son poblaciones de alto riesgo de pérdida ósea.

Cabe resaltar que la vitamina D es soluble en grasas y aceites y se encuentra en los peces grasos, las yemas de huevos y los productos lácteos. Así mismo, la piel también puede producir vitamina D cuando se expone a la luz del sol.

De hecho, la revista especializada en salud y estilo de vida UnCOMO, publicada a través del portal Mundodeportivo, relató algunos consejos para absorber correctamente la vitamina D proporcionada por el astro central:

  • Hora para tomar sol: no es necesario que el sol esté en su punto más alto. Lo mejor es salir a él por las mañanas o después de las 5:00 p.m. para evitar los rayos fuertes.
  • Escoger la ropa: entre más ligera y menos tupida sea la ropa, mejor llegará el sol a la piel. Sin embargo, hay que tener en cuenta los factores climáticos. Por ejemplo, en invierno, el cuerpo debe ir bien abrigado, por lo que solo exponiendo un poco la cara y las manos al sol basta para absorber vitamina D.
  • Usar protector solar: “no toda la radiación que recibimos del sol es beneficiosa. Hay que recordar que algunos rayos ultravioletas (los UVA) pueden causar daños en la piel, quemaduras e incluso llegar a favorecer la aparición de cáncer de piel”, explica UnCOMO.
  • Zonas del cuerpo para tomar el sol: no es necesario que todo el cuerpo esté expuesto al astro, ni existe una zona determinada que mejor absorba los rayos. Es posible tomar el sol en donde se desee: las piernas, las manos, la cara, la espalda, etc.