Según un estudio reciente de la marca de lencería británica Triumph, el 76 % de las mujeres utiliza un brasier con la talla equivocada. La encuesta reveló que la mayoría había comprado deliberadamente brasieres que no se ajustaban a su busto porque se fijaban más en el estilo o el color, o simplemente se preocupaban porque les aumentara o minimizara el escote. El problema es que este hábito puede traer serios problemas de salud. Según varios expertos, si el brasier no se ajusta bien es muy factible que provoque dolores de espalda y cuello. Si es muy apretado puede “generar presión en los nervios, los músculos y los vasos sanguíneos alrededor de los hombros, la parte alta de la espalda y la caja torácica”, afirma el fisioterapeuta británico Sammy Margo. También puede lastimar la piel y provocar dolores de cabeza, indigestión y colon irritable. Los médicos recomiendan a las mujeres que se asesoren de un experto para comprar el brasier más apropiado y medirse cada año nuevamente el busto, porque el tamaño de la talla y la copa pueden variar.