Hurgarse la nariz es un problema que habitualmente se refleja en los niños; sin embargo, este mal hábito también lo tiene muchos jóvenes y adultos, desconociendo lo perjudicial que puede ser para la salud.
Por lo general, este hábito puede ocasionar distintas lesiones en la nariz dependiendo de la frecuencia y la intensidad con la que se hurga la nariz. La dermatóloga María José Tribó, directora de la Unidad de Psicodermatología del Hospital del Mar, de Barcelona, señala para el portal Cuidate Plus que “si bien hurgarse la nariz en general es una práctica común y en gran medida inofensiva en todo el mundo, existen complicaciones graves por hacerlo de forma crónica”.
En este sentido, el principal problema que genera este hábito son las pequeñas lesiones o heridas que se pueden causar con los dedos o con las uñas. Con frecuencia, estas heridas pueden llegar a infectarse por los gérmenes que hay en las manos y también los que se encuentran en la mucosidad.
A partir de la herida infectada pueden surgir otras complicaciones como un absceso septal, sangrado nasal, perforación en el tabique y vestibulitis, una infección bacteriana en la entrada de la nariz.
El portal web Cuidate Plus indica que las infecciones bacterianas, como la vestibulitis nasal, puede provocar ampollas en la base de los pelos nasales y luego generar costras alrededor de las ventanas nasales. El germen que la causa es una bacteria denominada Staphylococcus y entre las causas más habituales de esta afección es hurgase la nariz y sonarse de forma excesiva e intensa.
Un estudio publicado en Infection Control & Hospital Epidemiology, comparó la presencia de la bacteria Staphylococcus aureus en participantes que se hurgaban la nariz constantemente junto con otro grupo que no tenía esa costumbre. Como resultado de la investigación comprobaron que el hallazgo de la bacteria era muy inferior en los participantes que no tenían el hábito de hurgarse la nariz.
Cabe mencionar que dicha bacteria generalmente no ocasiona ningún problema en los portadores, pero tiene la capacidad de causar graves infecciones, especialmente en personas vulnerables con patologías crónicas como diabetes o enfermedades pulmonares.
Ahora bien, hurgarse la nariz de vez en cuando puede ser un comportamiento de menor riesgo en comparación con las personas que lo hacen de forma compulsiva, convirtiéndose en una conducta patológica que recibe el nombre de rinotilexomania.
La rinotilexomania es un problema psiquiátrico con distintos niveles de gravedad. En los casos más complejos, esta conducta obsesiva ocasiona graves lesiones en las fosas nasales y en algunos caos, este comportamiento puede ser la manifestación de enfermedades mentales como la esquizofrenia o trastornos de bipolaridad, según un estudio publicado en Acta Otorrinolaringológica Española.
Para tratar esta conducta compulsiva, la dermatóloga Tribó indica para Cuidate Plus que lo principal es aconsejarle a la persona afectada dejar a un lado hurgarse la nariz, dándole a conocer los problemas que esto puede acarrear para su salud. Del mismo modo, es importante recomendarle el corte de uñas regular con “suficiente higiene de manos para reducir el riesgo de laceraciones intranasales y su consecuente infección”. También, se debe considerar una terapia cognitivo-conductual y de inversión del hábito para eliminar completamente esta conducta.
Otro mal hábito que puede tener graves consecuencias para la salud es comerse los mocos, que se le llama mucofagia, la cual es catalogada como un trastorno de la conducta. Segpun la revista Mejor con Salud, los mocos están compuestos de suciedad, pero también de virus y bacterias, por lo que comérselos puede introducir estos microorganismos a distintas partes del cuerpo que se puede afectar considerablemente.
Sin embargo, varios expertos plantean este hábito ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, pues al introducir los mocos que tienen virus y bacterias en el organismo, el sistema inmune se activa creando anticuerpos para combatirlos. La base de estas afirmaciones son un estudio en que se estableció que la capa de moco espeso e hidratado constituye un mecanismo de defensa clave para el organismo.