La piel es el órgano más grande del cuerpo, un número significativo de personas invierten dinero y tiempo en su cuidado, en especial en el cuidado de la piel del rostro. En esta zona es donde más se ve reflejado el paso de los años y la llegada del envejecimiento; sin embargo, llevar buenos hábitos a lo largo de la vida hará que este proceso sea más llevadero.

Entre las recomendaciones más frecuentes que brindan los profesionales de la salud que se dedican al cuidado de la piel está proteger la piel de la exposición al sol, hacer uso del protector solar a diario, consumir suficiente cantidad de agua durante el día (dos litros), aumentar la ingesta de frutas y verduras, usar productos y cosméticos de buena calidad y aprobados por un especialista, no fumar y evitar el consumo de alimentos procesados, ultraprocesados y con un alto contenido de azúcar.

Sin embargo, una reciente investigación ha revelado otro factor que influye de manera directa en el aspecto de la piel: el estrés.

Los expertos de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explican que cuando el cuerpo se ve expuesto ante una amenaza, “el hipotálamo, una pequeña región en la base del cerebro, activa un sistema de alarma en el cuerpo. A través de una combinación de señales nerviosas y hormonales, este sistema incita a las glándulas suprarrenales, ubicadas encima de los riñones, a liberar una oleada de hormonas, entre ellas, la adrenalina y el cortisol”.

Cuando el cuerpo se ve expuesto a una amenaza. “El cortisol, la principal hormona del estrés, aumenta los niveles de azúcar (la glucosa) en el torrente sanguíneo, mejora el uso de este compuesto en el cerebro y aumenta la disponibilidad de sustancias que reparan los tejidos”.

“El cortisol también limita las funciones que serían no esenciales o perjudiciales en una situación de lucha o huida. Altera las respuestas del sistema inmunitario y suprime el sistema digestivo, el sistema reproductor y los procesos de crecimiento. Este complejo sistema de alarma natural también se comunica con las regiones del cerebro que controlan el estado de ánimo, la motivación y el miedo”.

El estrés crónico puede desencadenar otro tipo de enfermedades. | Foto: Getty Images

Todos estos procesos son naturales y forman parte del mecanismo de defensa y alarma del cuerpo; sin embargo, esto se vuelve peligroso para la salud de un paciente cuando sin explicación alguna o cuando de manera frecuente se eleva este tipo de sustancia, es decir, cuando una persona padece de lo que se conoce como estrés crónico.

El estrés afecta varias funciones del cuerpo, entre ellas, aumenta la presión arterial; además, y según explica Eugenio Garza, endocrinólogo, este síntoma favorece la aparición de enfermedades dermatológicas.

El profesional explica que cuando el cuerpo genera niveles desmedidos de cortisol, esta provoca daños en la piel, ya que esta hormona cuenta con la capacidad para descomponer la elastina y el colágeno. Cabe mencionar que estos compuestos se encargan de brindarle firmeza y elasticidad a la piel.

“El Dr. Eugenio Garza enfatizó que los altos niveles de cortisol reducen la capacidad de absorción del agua a través de la piel, ocasionando mayor rigidez en los músculos faciales, al mismo tiempo que acentúa las arrugas”.