El 13 de noviembre el ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, realizó una intervención en la Comisión Séptima de Cámara sobre los cigarrillos electrónicos y los vapeadores. En esta exposición advirtió sobre la necesidad de que el gobierno regule el consumo y la venta de estos productos del país.  “Los riesgos son ciertos y lo digo con prudencia porque cada día encontramos más. El conjunto de evidencia científica se ha acumulado en poco tiempo pero es un conocimiento al que no le podemos dar la espalda.  Hay certeza de que implica riesgos cardiovasculares, pulmonares y de comportamiento”, explicó. 

En efecto, desde hace meses, la comunidad científica internacional y nacional viene advirtiendo sobre sus peligros. Si bien los cigarrillos electrónicos han sido comercializados hasta el momento como un método "más seguro" que el tabaco tradicional y como una opción para dejar de fumar, un número creciente de investigaciones sugiere que vapear no es solo tan peligroso como fumar cigarrillo, sino peor. ¿Cuál es la evidencia? El fin de semana, la American Heart Association presentó dos nuevos estudios en su reunión anual de Sesiones Científicas. Estos demostraron que vapear tiene un impacto negativo en las enfermedades cardíacas, como también en los niveles de colesterol. Pero lo más sorprendente es que parece disminuir el flujo sanguíneo al corazón, incluso más que los cigarrillos tradicionales. Uno de los estudios analizó el caso de casi 500 adultos sanos de entre 21 y 45 años que no tenían enfermedades cardiovasculares. De este grupo, 94 personas eran no fumadoras; 45 eran fumadoras de cigarrillos electrónicos; 52 fumaban cigarrillos electrónicos y cigarrillos tradicionales y 285 eran fumadores de tabaco tradicional. Los resultados: el colesterol HDL saludable fue más bajo en los fumadores duales que usaron ambos tipos de productos. Y el colesterol LDL no saludable fue mayor en los  usuarios únicos de cigarrillos electrónicos.

El segundo trabajo, que analizó el flujo sanguíneo del corazón de 19 jóvenes fumadores adultos de entre 24 y 32 años,  antes y después de fumar cigarrillos electrónicos o cigarrillos tradicionales, encontró que los fumadores que inhalan cigarrillos electrónicos vieron disminuir su flujo sanguíneo mucho más tiempo que el otro grupo.  Las dos investigaciones concluyen que los cigarrillos electrónicos no son una alternativa más saludable que los cigarrillos tradicionales, y la seguridad de su consumo no está garantizada. Estos hallazgos se suman al número de casos confirmados de enfermedades relacionadas con el vapeo en los últimos meses. En Estados Unidos la cifra de pacientes ha llegado a 2,051 en Estados Unidos, con personas que tienen problemas para respirar, tos, fatiga extrema, fiebre, vómitos y diarrea. Al menos 39 pde ellos han fallecido.

Aunque en un principio no se sabía cuál era la causa, esta semana, otro informe difundido en Estados Unidos identificó que el acetato de vitamina E (utilizado para espesar las esencias de vapeo) sería uno de los principales responsables del daño pulmonar del cigarrillo electrónico. Lo mismo comprobó una investigación alemana, que incluso identificó que una enzima llamada NOX-2 es la responsable del daño a los vasos sanguíneos, incluidos los pulmones y el cerebro. Thomas Münzel, investigador del Departamento de Cardiología del Centro Médico Universitario de Mainz, líder del último estudio, señaló que los cigarrillos electrónicos "son tan peligrosos y adictivos que los países deberían considerar prohibirlos".  Panorama nacional En Colombia aún no se ha reportado un caso de enfermedad relacionado con el vapeo pero varias encuestas demuestran que su uso viene en aumento, sobretodo en los adolescentes que lo ven como un producto de entretenimiento. Según la Encuesta Nacional de Tabaquismo (ENTJ), realizada este 2019 por el Ministerio de Salud, los jóvenes vapean cada vez más. El 15 por ciento entre los 12 y los 18 años lo han probado alguna vez en su vida, y el 7,9 por ciento consume productos de tabaco calentado. 

Foto: El número de adultos que usan vaporizadores llegará a 55 millones en 2021. Fuente Euromonitor.  La falta de regulación en Colombia es el gran problema. Según Uribe, hoy existe una gran variedad de marcas y líquidos de origen dudoso que se venden indiscriminadamente, por lo cual resulta difícil garantizar la calidad de los productos y su adecuada distribución.  Actualmente, el Congreso de la República discute un proyecto de ley que busca que estos dispositivos tengan la misma regulación que el tabaco. Es decir, prohibir usarlos en sitios públicos, que los menores no puedan comprarlos y que su publicidad advierta de los riesgos.

Para Uribe esta limitación “debe hacerse lo más pronto posible debido a la afectación en la salud de las personas que los están usando”. Para él es una obligación del Estado realizar este proceso que, además, está alineado con la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial. Algunos países como Brasil, India y China ya lo han prohibido. Donald Trump también anunció en septiembre que su gobierno planea prohibir los vapeadores que funcionan en base a líquidos saborizados.