La dieta keto, también conocida como dieta cetogénica, se relaciona con una alimentación baja en carbohidratos y enfocada en el consumo de grasas saludables.
Este tipo de dieta implica reducir los carbohidratos de forma drástica y reemplazarlos por grasas. La disminución expone al cuerpo a un estado metabólico llamado cetosis, según el magacín de salud Healthline.
Ahora bien, el cuerpo produce una sustancia en el hígado, llamada cetona, que funciona como energía. Las cetonas son combustible alternativo para el cuerpo, que se usa cuando hay escasez de azúcar en la sangre. Como se consumen pocos carbohidratos, moderadas proteínas y altos niveles de grasas naturales, se producen las cetonas.
A partir de ese momento, el cuerpo funciona casi por completo con grasa. Los niveles de insulina bajan y eso permite el aumento de la quema de grasa. La dieta keto o cetogénica transforma los cuerpos para que pasen de un metabolismo de glucosa a uno de grasas, en el que solo se consumen 50 gramos de carbohidratos diarios y con el que, como afirma la autora, “sentirás que tienes más energía y una mayor sensación de saciedad y menos antojos de comida”.
Con la dieta keto se consigue que el cuerpo cambie su suministro de combustible para funcionar casi completamente con grasa. Con esto se logra que los niveles de insulina se vuelven muy bajos, lo que a su vez permite que la quema de grasa aumente drásticamente, según el portal Nutrición y Farmacia.
Sin embargo, a pesar de que puede ser muy buena cuando se busca perder peso y grasa, los expertos señalan que las personas podrían tener complicaciones de salud. El análisis más exhaustivo realizado hasta ahora sobre las dietas cetogénicas, también conocidas como ‘keto’, ha concluido que para la población general pueden suponer mayor riesgo a largo plazo de enfermedades del corazón, cáncer, diabetes y alzhéimer.
Esta revisión, publicada en la revista Frontiers in Nutrition, concluye también en que implican especialmente un riesgo de efectos adversos para la salud de las mujeres embarazadas y los pacientes con enfermedades renales.
“La típica dieta keto es un desastre que promueve las enfermedades. Cargarse de carne roja, carne procesada y grasa saturada y restringir las verduras, frutas, legumbres y cereales integrales ricos en carbohidratos es una receta para la mala salud”, advierte la autora principal de la revisión, Lee Crosby, gerente del programa de educación nutricional en el Comité de Médicos para la Medicina Responsable de Estados Unidos.
Según los hallazgos del estudio, las dietas keto pueden ser especialmente inseguras para las mujeres que están embarazadas o que pueden quedar embarazadas: las dietas bajas en carbohidratos están relacionadas con un mayor riesgo de defectos del tubo neural en el bebé, incluso cuando las mujeres toman ácido fólico.
Además, el trabajo advierte que aquellas dietas cetogénicas con más proteínas podrían acelerar la insuficiencia renal en las personas con enfermedades renales, así como aumentar los niveles de “colesterol malo” en muchos pacientes.
De la misma forma, advierten que la restricción de los hidratos de carbono “inclina la dieta hacia alimentos cancerígenos”. “De hecho, los alimentos cetogénicos típicos se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiacas, cáncer, diabetes y alzhéimer, a menudo las mismas enfermedades que se dice que ayudan”, remacha la investigación.
“Además de los riesgos significativos para los pacientes con enfermedades renales y las mujeres embarazadas, las dietas de ceto son riesgosas para otros también, ya que estas dietas pueden aumentar los niveles de colesterol LDL y pueden aumentar el riesgo general de enfermedades crónicas. Aunque la keto puede reducir el peso corporal a corto plazo, este enfoque no es más eficaz que otras dietas para perder peso”, apunta Crosby.