El tiempo para ir a estudiar y trabajar, sumado a la presión de tomar transporte público, están entre las ‘excusas’ más frecuentes cuando se trata de intentar explicar el por qué de irregularidades a la hora de alimentarse. El llevar una vida saludable no solo esta ligada a realizar actividad física, acudir a controles médicos y procurar una óptima dieta.
A los anteriores factores se suma otro no menos importante y son los periodos a la hora de alimentarse con efectos que pueden reflejarse a mediano o largo plazo. En ese orden de ideas, tanto lo que el cuerpo recibe como los periodos para ello son de vital importancia, según explican algunos especialistas, quienes recalcan la importancia de respetar los tiempos.
Según un estudio titulado ‘Cuándo comer: la importancia de los patrones de alimentación en la salud y la enfermedad’, publicado por National Library of Medicine encontró que tanto la comida como los horarios sí tienen incidencia, bien sea para impulsar la salud o una enfermedad. El análisis hace referencia a un concepto poco mencionado: el reloj circadiano.
Este hace referencia al reloj biológico y la coordinación entre las actividades diarias como la alimentación o el sueño y la parte fisiológica como, por ejemplo, las funciones cardíacas. Es decir, se procura una sincronización entre el ser humano y el entorno que lo rodea. Según ese estudio, cuando hay luz el cuerpo puede procesar mejor lo que ingiere que cuando se está a punto de ir a dormir.
¿Está desayunando ‘adecuadamente’?
En cuanto a la primera comida del día, el análisis en mención hace hincapié en que todavía faltan más investigaciones que lleven a una mayor aproximación sobre la hora ‘ideal’ para alimentarse. Sin embargo, resalta que no debe ser “demasiado temprano” y, en cuanto a la hora de cenar, sugiere que esta no sea muy próxima al momento de acostarse.
También es recomendable que la mayoría de las calorías sean llevadas al organismo “en la primera parte del día”. Los hallazgos se acercan a que toda acción consciente en ese sentido podría ver los resultados en un corto tiempo y, en consecuencia, no deber ser un aspecto a relegar.
Con respecto a los síntomas que pueden ‘dar una luz’ de si se está o no desayunando apropiadamente está la sensación de tener más apetito en horas de la tarde y noche, siendo contraproducente al llevar a comer más a destiempo o amanecer casi sin hambre.
El portal sanitario Mejor con Salud subraya otros efectos como el hecho de no sentirse con energía; además, se corre el riesgo de acumular glucosa cuando se desayuna en intervalos diferentes. Esto, debido a que la intensidad de insulina se inclina a una tendencia a la baja.
Las alteraciones en las emociones son otro factor a tener en cuenta ante la carencia de nutrientes. Lo anterior iría en línea con una posterior ingesta excesiva de comida, justamente por ignorar el momento de desayunar o por no prestarle mayor atención a lo que el organismo recibe.
La plataforma médica también menciona una debilidad en el sistema inmunológico como otro signo que podría resultar en tropiezos durante las funciones correctas del cuerpo. En cuánto a qué debe llevar un buen desayuno El Diario sugiere incluir fruta fresca, gracias a las vitaminas, minerales y demás proteínas que posee.
En segundo lugar se destacan los cereales y la fuente de energía que proporcionan, más al incluirse en la primera comida del día y otro componente que no debe faltar en la mesa es la leche y sus derivados.