Las personas están expuestas cada día al desarrollo de enfermedades, que en muchas ocasiones pueden parecer inofensivas, pero que si no se atienden y se les da el debido cuidado pueden complicarse.

En su mayoría, aparecen en cualquier momento y pueden desaparecer sin necesidad de un tratamiento específico, aunque en algunos casos se requiera del mismo.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, se trata, por ejemplo, de la bronquitis, el resfriado común, la infección de oído, la sinusitis, infecciones en la piel y las infecciones urinarias. De acuerdo con la mencionada fuente, estos son padecimientos que no se curan con antibióticos, sino que requieren de otro tipo de tratamientos.

Estas afecciones se pueden presentar por virus, el contagio de infecciones o porque el cuerpo por sí mismo las desarrolla.

En el caso de la bronquitis aguda, se presenta cuando se inflaman las vías respiratorias de los pulmones y se produce mucosidad en estos órganos. Normalmente dura menos de tres semanas y es el tipo más común.

Información del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, de Estados Unidos, indica que, por lo general, la bronquitis aguda desaparece por sí sola, pero cuando la tos no desaparece después de dos o tres semanas, si empeora o si la persona tiene problemas para respirar, se debe recurrir al médico para evitar que se produzca una neumonia.

Los síntomas más comunes de este padecimiento son: la tos con mucosidad, el dolor de pecho, fiebre baja, dificultad para respirar y silbidos en el pecho.

Resfriado común

Los CDC aseguran que más de 200 virus pueden causar un resfriado, pero los rinovirus son el tipo más común. “Los virus que causan los resfriados se pueden propagar de persona a persona por el aire y el contacto personal cercano”, precisa.

Esta afección se manifiesta con estornudos, congestión nasal, moqueo, dolor de garganta, tos, goteo de mucosidad en la garganta (goteo posnasal), lagrimeo y fiebre. Si bien puede tratarse de una situación leve, es importante buscar atención médica, por ejemplo, cuando hay dificultad para respirar, deshidratación, fiebre que dura más de cuatro días, síntomas que duran más de 10 días y no mejoran o cuando los síntomas empeoran.

También es frecuente y se puede presentar de manera súbita una infección en el oído, la cual se puede dar en el oído medio y puede ser causada por bacterias, como Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae (inclasificable) o por virus que ocasionan los resfriados o la influenza. En este caso se puede presentar dolor, fiebre, irritabilidad y dificultad para dormir.

La molestia puede complicarse cuando la fiebre sube de 39 °C, hay pus, los síntomas empeoran o duran más de tres días y cuando se presenta una pérdida auditiva.

Sinusitis

La sinusitis es otra de las enfermedades comunes y se evidencia cuando se acumula líquido en las cavidades llenas de aire en la cara (senos paranasales), lo cual permite que los microbios se multipliquen. La mayoría de las sinusitis son causadas por virus, pero algunas son generadas por bacterias.

La gripa es una de las afecciones comunes que puede complicarse si sus síntomas emporan. | Foto: Getty Images

Esta afección puede manifestarse, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, con mal aliento o pérdida del sentido del olfato, tos que generalmente empeora por la noche, fatiga y sensación de malestar general, fiebre, dolor de cabeza, congestión y secreción nasal, dolor de garganta y goteo retronasal.

Puede haber factores de riesgo como un resfriado anterior, alergias estacionales, tabaquismo y exposición al humo de segunda mano, problemas estructurales dentro de los senos paranasales y tener el sistema inmunitario debilitado o tomar medicamentos que lo debilitan.

Por último, las infecciones en la piel también pueden ser repentinas y aparentemente no representar riesgos, pero de acuerdo con los especialistas, se les debe prestar atención. Normalmente ocurren cuando las bacterias infectan la piel y algunas veces el tejido profundo debajo de la misma. Existen algunos factores de riesgo como lesiones en la piel, afecciones como pie de atleta o eccema, inflamación crónica de las piernas o los brazos, obesidad y diabetes.

De acuerdo con los especialistas, es importante prestar atención a estas infecciones pues algunas se propagan a los ganglios linfáticos y el torrente sanguíneo y pueden ser potencialmente mortales.

Para los especialistas es claro que ante cualquier señal de alerta, de empeoramiento de los síntomas o de que estos no desaparezcan en poco tiempo, se debe recurrir al médico para evitar mayores complicaciones en el organismo.