Un nuevo estudio ha establecido por primera vez un vínculo entre los trastornos depresivos y los cambios mecánicos en las células sanguíneas. El trabajo fue publicado en la revista científica Translational Psychiatry y ha sido realizado por investigadores de la Technische Universität Dresden, la Universidad de Zúrich y los institutos Max Planck para la Ciencia de la Luz y el Max-Planck-Zentrum für Physik und Medizin Erlangen, en Alemania.
Para ello, los investigadores realizaron un estudio transversal de casos y controles mediante la caracterización morforreológica basada en imágenes de muestras de sangre no manipuladas que facilita la citometría de deformabilidad en tiempo real (RT-DC).
Se incluyeron 69 individuos preseleccionados con alto riesgo de trastornos depresivos y 70 controles sanos emparejados, que fueron evaluados clínicamente mediante la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta, una cuestionario clínico mundialmente reconocido para trastornos psiquiátricos.
Mediante el método de inteligencia artificial de aprendizaje profundo aplicado a más de 16 millones de imágenes de células sanguíneas, se clasificaron los principales tipos de estas y se cuantificaron parámetros morforreológicos como el tamaño y la deformabilidad celular de cada célula.
Así, los científicos descubrieron que las células de la sangre periférica eran más deformables en los pacientes con trastornos depresivos en comparación con los sujetos de control, mientras que el tamaño de las células no se veía afectado.
Los individuos que habían sufrido un trastorno depresivo persistente a lo largo de su vida mostraban una mayor deformabilidad celular en monocitos y neutrófilos, mientras que los eritrocitos eran más deformables en el trastorno depresivo persistente actual. También, los linfocitos eran más deformables en los individuos con trastorno depresivo actual.
Posteriormente, el estudio muestra por primera vez que los trastornos depresivos, y en particular los trastornos depresivos persistentes, aquellos que persisten durante un periodo de más de dos años, están asociados a una mayor deformabilidad de las células sanguíneas. Aunque todas las células sanguíneas principales tienden a mostrar una mayor deformabilidad, los linfocitos, monocitos y neutrófilos son los más afectados.
Esto sugiere que en los trastornos depresivos se producen cambios mecánicos en las células inmunitarias, que podrían ser la causa de una respuesta inmunitaria sostenida. La identificación de este patomecanismo podría ir acompañada de nuevas posibilidades terapéuticas en el futuro, que podrían restaurar la función celular disfuncional, mejorando los procesos mecánicos de las células.
“Estamos trabajando en paralelo en la investigación de terapias farmacológicas para mejorar una biología disfuncional, así como en terapias psicológicas para mejorar los procesos cognitivos y emocionales disfuncionales. De hecho, en mi opinión, solo un enfoque holístico puede comprender y tratar eficazmente este complejo trastorno y, con suerte, evitar mucho sufrimiento en el futuro”, ha explicado el líder del estudio, Andreas Walther.
La depresión es una enfermedad común que, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a cerca de 280 millones de personas a nivel mundial. Se trata de un trastorno neurobiológico que tiene repercusiones directas en la salud mental y el bienestar de las personas, por lo que puede llegar a generar discapacidad teniendo en cuenta el impacto que tiene la misma en las funciones cotidianas.
Entre los síntomas asociados a la depresión se encuentran tristeza, ganas de llorar, sensación de vacío, falta de energía, desesperanza, irritabilidad, pérdida de interés, alteraciones de sueño o ausencia de apetito, cansancio, sentimientos de inutilidad, dificultad para concentrarse o tomar decisiones, entre otras características.
En caso de presentar síntomas, es importante poner el tema en conocimiento de la red de apoyo cercana para hablar de los síntomas que se están experimentando en frecuencia, intensidad y duración. Esto permitirá diferenciar la depresión de la tristeza u otras condiciones anímicas.
Hay que buscar ayuda profesional adecuada debido a que, dependiendo del impacto en el funcionamiento y la vida cotidiana, esto permitirá definir el tipo de manejo que se debe tener, bien sea psicoterapéutico o farmacológico.
El médico de cabecera o un psiquiatra pueden recetar medicamentos para aliviar todos los síntomas. Sin embargo, muchas personas que padecen este trastorno también se benefician con ver a un psiquiatra, a un psicólogo o a otro profesional de la salud mental.
Si se presenta una idea suicida se está ante una urgencia o emergencia y se debe evaluar si es necesario tratarla con manejo intrahospitalario.
*Con información de Europa Press.