La lumbalgia hace referencia al dolor que se presenta en la región lumbar (parte inferior o baja de la espalda), de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, explicó que la mayoría de las personas tendrá al menos un dolor de espalda en su vida y las causas del lumbago repentino incluyen:
- Fracturas por compresión de la columna a causa de osteoporosis.
- Cáncer que compromete la columna.
- Fractura de la médula espinal.
- Espasmo muscular (músculos muy tensos).
- Hernia de disco o disco roto.
- Ciática.
- Estenosis raquídea (estrechamiento del conducto raquídeo).
- Curvaturas de la columna vertebral (como escoliosis o cifosis), que pueden ser heredadas y se observan en niños o adolescentes.
- Tensión o desgarros de los músculos o los ligamentos que sostienen la espalda.
El lumbago puede también deberse a:
- Un aneurisma aórtico abdominal que está filtrándose.
- Afecciones artríticas, como osteoartritis, artritis psoriásica y artritis reumatoidea.
- Infección de la columna vertebral (osteomielitis, disquitis, absceso).
- Problemas relacionados con el embarazo.
- Los problemas con su vesícula biliar o el páncreas pueden causar dolor en la región lumbar.
- Enfermedades que afectan los órganos reproductores femeninos, como endometriosis, quistes ováricos, cáncer ovárico o miomas uterinos.
- Dolor alrededor de la parte posterior de la pelvis o la articulación sacroilíaca.
Por ello, el Grupo Sanitas de España listó que algunos tratamientos para la lumbalgia son:
- “Aplicación de calor y/o frío: para ayudar a bajar la inflamación de la espalda es adecuado aplicar compresas o bolsas de gel frío. Si la dolencia es crónica, el calor también ayuda a relajar el músculo. Aunque se puede alternar calor y frío.
- Descanso: el reposo es un recurso habitual cuando existe dolor de espalda, en posición tumbada y boca arriba. Sin embargo, si se prolonga esta postura, puede resultar perjudicial y retrasar la recuperación.
- Actividad: es importante normalizar la situación y realizar toda actividad posible para el paciente.
- Terapia farmacológica: es común la administración de antiinflamatorios, que a su vez ayudan a aliviar el dolor. Aunque en otras ocasiones es más recomendable tomar un relajante muscular. Es crucial que sea el propio médico quien establezca la mejor pauta a cada paciente.
- Fisioterapia: los ejercicios específicos para la lumbalgia, que contemplan ejercicios aeróbicos, de estiramiento y de fortalecimiento muscular, son de gran ayuda para aliviar el dolor y recuperar la movilidad de la espalda. Así mismo, para la prevención de nuevos episodios de lumbalgia.
- Terapias alternativas: la práctica de deportes como tai-chi, pilates, yoga, etc., ayuda a fortalecer los músculos de la espalda y está recomendada para las personas con lumbalgia aguda o crónica.
- Higiene postural: para tener una recuperación más rápida y evitar las posturas o movimientos que pueden volver a provocar un episodio de lumbalgia, es necesario aprender tener una postura adecuada”.
De hecho, en la mayoría de los casos, generalmente en unas pocas semanas, el dolor de espalda mejora progresivamente con el tratamiento en el hogar y el cuidado personal, pero hay que consultar a un médico si el dolor de espalda persiste después de un par de semanas; si es intenso y no mejora con el descanso; si se extiende a una o ambas piernas, especialmente si se prolonga por debajo de la rodilla; si provoca debilidad, entumecimiento u hormigueo en una o ambas piernas, o si está acompañado de pérdida de peso sin causa aparente.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.