Muchos encuentran placentero madrugar. A ellos se les conoce como alondras, y antes de que los rayos del sol aparezcan ya han hecho ejercicio, leído el periódico y avanzado en algún trabajo pendiente. Se dice que en este grupo están el director de Apple, Tim Cook, y la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, quienes gracias a que se levantan a las cuatro de la mañana son más productivos, exitosos, saludables y felices.Según un reciente estudio, publicado en la revista Nature Communications, las personas que se levantan más temprano tienen menos problemas de sobrepeso y obesidad, y son menos propensas a sufrir de insomnio y depresión. Esto coincide con otra investigación realizada por Christoph Randler, profesor de biología de la Universidad de Tubinga, en Alemania, quien afirma que los madrugadores son más proactivos y concienzudos gracias a su biorritmo interno. Además “se anticipan a los problemas y tratan de minimizarlos, y suelen obtener buenas calificaciones en el colegio, lo que les permite ingresar a buenas universidades y conseguir mejores trabajos en su vida profesional”, dijo Randler a SEMANA. Como si lo anterior fuera poco, les va muy bien en los negocios. Un estudio publicado en la revista Chronobiology mostró que el sistema inmune se ve seriamente afectado en los trasnochadores. Los noctámbulos, además, tienen mayor riesgo de padecer diabetes, obesidad, altos niveles de colesterol malo, alcoholismo y cáncer.En numerosos estudios se ha comprobado que la gente más exitosa madruga y dedica buena parte de ese tiempo a hacer cosas que normalmente no podrían hacer en su jornada laboral. “Es un buen momento para hacer ejercicio, meditar o leer. También para organizar bien la agenda del día, prepararse un buen desayuno y salir sin afán de la casa”, dice Laura Vanderkam, autora del libro Lo que la gente más exitosa hace antes del desayuno.Josh Davis, director de investigaciones en el Instituto NeuroLeadership, también defiende la costumbre de levantarse muy temprano, pues considera que a las cuatro de la mañana “hay una paz y un silencio que permiten a la gente ser más productiva” debido a que nada ni nadie les roba la atención. Ese espacio es cada vez más necesario en los tiempos modernos en los que la productividad se ve afectada principalmente por el uso permanente del celular y las redes sociales. Por eso es importante sacarle provecho a madrugar, en cosas que requieren de total foco y concentración cuando “muchas de esas distracciones y tentaciones tecnológicas desaparecen”, señala Davis.Los expertos en cronobiología afirman que para los búhos, aquellas personas que prefieren quedarse despiertas hasta muy tarde, levantarse tan temprano es un sacrificio demasiado grande. Eso le sucede a Felipe, un sociólogo que dice ser más productivo en las noches. “A las cuatro de la mañana no sería coherente porque mi ritmo circadiano no me lo permitiría. Sería como pedirle a un salmón que no nade contra la corriente”. Randler afirma que los búhos no deben someterse a un madrugón a menos que se habitúen a dormirse más temprano, pues el cuerpo necesita descansar mínimo seis horas para funcionar bien.Levantarse más temprano no debe implicar más trabajo ni es un estilo de vida propio de adictos al trabajo. Simplemente se trata de aprovechar dos horas al día para evacuar las tareas más apremiantes y poder rendir mejor en el resto de la jornada. De hecho, el efecto secundario es que a las ocho y media de la noche la mayoría de estos madrugadores están bajo las sábanas. Pero quienes lo han hecho dicen que vale la pena. Al principio es difícil pero con el tiempo esas dos horas de trabajo son las más gloriosas del día.