Con frecuencia, el mal aliento o halitosis se relaciona con una mala higiene bucal o con el consumo de determinadas sustancias como el alcohol o el tabaco.

Cepillarse los dientes, usar hilo dental y enjuagarse siempre son formas eficaces de tener una boca limpia y sana. Pero por muchas precauciones que se tomen, hay olores que pueden tener un origen sistémico siendo un síntoma de una posible enfermedad.

“Cuando el mal aliento es originado por enfermedades sistémicas, trastornos metabólicos, o algunos medicamentos y/o alimentos, se originan los compuestos del mal olor en diversos órganos y circulan hasta los pulmones a través de la sangre. Allí pasan a un estado gaseoso y, finalmente, se convierten en la desagradable halitosis”, explica el portal Apoya tu Salud.

Una diabetes mal controlada puede dar lugar a un olor similar al de frutas dañadas causado por el cúmulo de cetonas en la sangre que se van liberando con la respiración. Esta cetoacidosis, es decir, cuando el cuerpo utiliza las grasas en lugar del azúcar, es importante controlarla incluso en aquellas personas que no hayan sido diagnosticadas por la enfermedad, ya que podrían sufrirla.

De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la cetoacidosis es una afección potencialmente mortal, por eso es importante hacer seguimiento si el mal aliento tiene el ya mencionado olor a frutas.

Por otro lado, la halitosis a veces es causada por la acumulación de bacterias en la boca, las cuales se alimentan de glucosa. Si los niveles de azúcar son altos éstas crecen y liberan malos olores.

Algunas personas con diabetes pueden sufrir de mal aliento. | Foto: Getty Images

Según información del sitio web de la marca Listerine, la diabetes provoca la fluctuación de los niveles de azúcar en la sangre y puede dejar la boca a merced de enfermedades periodontales que provocan el mal aliento.

El exceso de glucosa en los dientes y encías aumenta la presencia de bacterias y puede ocasionar una enfermedad periodontal, gingivitis e infecciones. En esos casos la situación puede resultar mucho más seria que un caso puntual de mal aliento, ya que la inflamación causada por estas enfermedades puede afectar al metabolismo y agravar la diabetes.

Uno de los efectos de la diabetes es una capacidad reducida del cuerpo para curarse y un aumento asociado del riesgo de infección, por ello cuando se presentan problemas de salud oral es importante consultar a los especialistas para evitar que éstos puedan agravarse.

Otras enfermedades que también pueden generar halitosis

Sin embargo, la diabetes no es la única enfermedad que puede estar relacionada con el mal aliento o halitosis. Este padecimiento también se puede dar cuando una persona padece de enfermedad renal crónica.

El mal aliento en estos pacientes se produce porque cuando están descontrolados o no diagnosticados, presentan altos niveles de urea causantes de problemas en las glándulas salivales que, a su vez, provocan la halitosis. El olor, en este caso, se describe como similar al del amoníaco, orina o pescado.

La halitosis puede ser causada por algunos alimentos, enfermedades y malos hábitos de higiene. | Foto: Getty Images

La halitosis también puede ser un síntoma de algunos trastornos del hígado como insuficiencia hepática o cirrosis, indica el portal Apoya tu Salud. Esto ocurre cuando los gases que están en este órgano son absorbidos pero no metabolizados y van junto con la sangre hasta los pulmones, donde son volatilizados causando un olor desagradable similar al de las heces.

Otras enfermedades congénitas del metabolismo también pueden tener incidencia. Entre ellas destaca la trimetilaminuria o síndrome del olor a pescado, que es una patología que se caracteriza por la incapacidad del hígado de convertir y oxidar la trimetilamina para deshacerse de ella. Su concentración produce mal aliento similar al de la insuficiencia hepática que se parece al del pescado.

Otros causantes del mal aliento son problemas estomacales como algunos tipos de gastritis, úlceras o reflujo gastroesofágico y, también, los alimentos con algunas características en común como: ser demasiado ricos en azúcar, contener especias o tener un índice de acidez elevado.