La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, explica que las amígdalas “son ganglios linfáticos que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte de arriba de la garganta”, que tienen como función proteger el cuerpo de infecciones, eliminando los microorganismos que lo acechan.
Por lo tanto, una amigdalitis es la inflamación de las amígdalas que suele desarrollarse en los niños, sin embargo, nadie está exento a padecerla. Los síntomas más relevantes son dolores de cabeza, fiebre, dificultad para tragar, dolor de oído, mal aliento y escalofríos.
La causa principal de esta afección, es una infección viral o bacteriana que afecta a las amígdalas como los primeros órganos que se encuentran para debilitar el organismo.
Es importante mencionar que la amigdalitis debe ser tratada, porque puede desencadenar otras complicaciones como apnea obstructiva del sueño (AOS), absceso periamigdalino y celulitis amigdalina.
Es entonces que entre las complicaciones, tras no tratar la amigdalitis, se desarrollan los cálculos amigdalinos o la tonsilolitos, que según la Clínica Mayo, consiste en la acumulación de sustancias en las membranas de las amígdalas, es decir, es el desarrollo de bacterias como los estreptococos.
La irritación y el dolor de oído junto con la hinchazón son los síntomas más comunes de los cálculos amigdalinos, que en la mayoría de los casos provocan halitosis. Pero es importante mencionar que se puede prevenir con una buena higiene oral que incluya el uso de enjuague bucal para reducir la aparición de bacterias. Sin embargo, aunque son hábitos que pueden contrarrestar la aparición de estas sustancias, se aconseja consultar con un médico.
¿Qué son los estreptococos?
El portal de Salud, de la ciudad de New York, explica que los estreptococos del grupo A son bacterias que suelen desarrollarse en la piel o la garganta que se transmiten por secreciones nasales o de la garganta.
Los signos relevantes de esta clase de infección producto de estos microorganismos son: fiebre, inflamación en los ganglios linfáticos, fiebre y/o dolor al tragar.
Entre tanto, son los antibióticos que ayudan a superar la afección porque reducen los dolores y combaten las infecciones bacterianas. Cuando esta no es tratada y avanza, sus complicaciones se pueden agravar y presentar:
- Sinusitis: los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) aseguran que la sinusitis “ocurre cuando se acumula líquido en las cavidades llenas de aire en la cara”, es decir, en los senos paranasales, provocada por bacterias o virus.
Los niños son propensos a padecerla y más aquellos que tienen afecciones como alergias, resfriados, un sistema inmune débil, entre otros.
- La fiebre reumática: los CDC explican que esta enfermedad se produce por infecciones de las bacterias estreptococos que no tiene tratamiento. Además, no es contagiosa porque es una respuesta del sistema inmunitario ni tampoco es infecciosa. Los síntomas de esta enfermedad son artritis, cansancio, fiebre, sarpullido, entre otros.
- La glomerulonefritis posestreptocócica: es una afección que aqueja los riñones que, según la entidad, aparecen luego de infecciones provocadas por los Streptococcus, o estreptococos. Los signos más relevantes son los edemas, el cansancio, la orina sucia e incluso la presión arterial alta.
Cabe mencionar que en algunas personas, cuando tienen gripe, también les duele la garganta y ven comprometidas sus amígdalas.
MedlinePlus puntualiza que la gripe es una infección causada por el virus de la influenza que impacta de manera negativa el sistema respiratorio. Explica la diferencia que hay entre los resfriados y la gripe, asegurando que el primero es común, mientras el segundo se da “una vez en varios años”, y cualquier persona lo puede desarrollar.