Entre los procedimientos para conservar una buena apariencia física está la manicura, la cual le da una imagen envidiable a las uñas. Sin embargo, al momento de hacérsela, queda la duda si la presentación semipermanente es negativa.
Para nadie es un secreto que en la actualidad una de las mayores tendencias respecto a las manos es mantener las uñas perfectamente arregladas y una de las técnicas más usadas para esto, es la del semipermanente. Del mismo modo, las personas deciden por esta forma para que el efecto generado en sus uñas sea más duradero.
Uno de los cimientos para poner en marcha esta técnica es el uso de lámparas de rayos UV, los cuales emiten una luz ultravioleta, permitiendo que el esmalte se adhiere a las uñas, endureciéndola y proporcionándole la resistencia suficiente durante varios días.
Pero, la inquietud generada es saber hasta qué punto poner en interacción rayos ultravioleta con las uñas y piel es algo positivo o no. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) explican que en términos médicos, la radiación UV-B es nociva para las personas debido a que daña el ADN de las células y causa efectos negativos a nivel genético.
De esta manera, los rayos UV-B pueden dañar la piel humana, causando desde un ligero enrojecimiento (eritemas) hasta quemaduras; incluso con el tiempo pueden producir molestias graves, lunares, manchas y cáncer en la piel. No obstante, la entidad señala que estos efectos se presentan exclusivamente cuando el organismo está en contacto constante y en altas cantidades con los rayos, por lo que una dosis normal no es dañina.
En contraste, estar expuesto en poco tiempo y a un grado de intensidad mínima aporta efectos positivos para el cuerpo, tales como producir vitaminas o fortaleciendo los huesos. Se habla de una exposición fuera de lo normal y peligrosa cuando los rayos ultravioleta superan los 290 - 320 nanómetros. Si el contacto es inferior a este y sin mucho tiempo de prolongación, no hay riesgo a los efectos negativos mencionados anteriormente.
Llegado a ese punto, ¿es peligroso someterse a tratamientos en las uñas usando estos rayos? Los expertos del Grupo Hospitalario Quirónsalud de España exponen las ventajas y riesgos que implica.
En primer lugar, apuntan a que este procedimiento es uno de los más empleados por las personas, debido a que la técnica proporciona un alto grado de resistencia por mucho tiempo. Para llevarlo a cabo, se aplican determinados esmaltes, tales como hechos a base de gel, lino, seda, fibra de vidrio o acrílico.
Antes de colocar las uñas postizas, se liman las uñas naturales y se utilizan desengrasantes. A partir del tamaño de la uña, puede ser necesario el uso de moldes con plásticas artificiales, cuya fijación requiere de un adhesivo, cionacrilato, provocando en ciertas personas una reacción alérgica leve.
Las uñas postizas se suelen colocar con un pincel y, después, se utiliza la luz ultravioleta para endurecerlas. El resultado es que cuando se secan las uñas puestas se encogen hasta quedar en la medida del dedo. En este proceso no hay que arriesgar la uña con el exterior; de lo contrario habrá roturas, dolores y sangrado.
Al ser acrílicas, estas uñas se componen de varias sustancias, como polímero en polvo de polimetilmetacrilato, que incluye peróxido de benzoilo; resorcinol; eugenol; timol o la hidroquinona. En condiciones normales, no implican un daño relevante.
En ese orden de ideas, realizar el procedimiento con rayos ultravioleta tampoco es dañino. Como no se usan cantidades superiores a las estándares ni se entra en contacto con toda la piel, no son negativas. Sin embargo, la recomendación es no aplicarlo con tanta frecuencia, sino conservar un tiempo prolongado entre las sesiones. De lo contrario, se empeorará el estado natural de la uña, separándose de la carne e infectándose con facilidad.