Las arrugas y las manchas en la piel suelen ser catalogados como signos de envejecimiento, pero no siempre se deben a esta razón. Para entenderlo, primero es importante decir que la piel está expuesta a distintos factores externos que la pueden deteriorar, como lo son la exposición al sol, la contaminación, el humo del tabaco, entre otros. De hecho, los rayos ultravioleta –UV– que emite el Sol son uno de los principales causantes de los signos del envejecimiento.

Por supuesto, el envejecimiento también puede deberse a los cambios propios del organismo. Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid citado por el portal CuídatePlus, asegura que cuando las células dejan de llevar a cabo su función adecuada se produce el envejecimiento de la piel, en la mayoría de los casos. “El primer efecto que se produce, como consecuencia, es la falta de producción de colágeno y otras proteínas (elastina y ácido hialurónico) que conforman la estructura principal de la piel. Todo ello va a conllevar a una pérdida de elasticidad y luminosidad de forma progresiva”, subraya.

También hay que tener presente que, en la mayoría de los casos, a partir de los 25 años el cuerpo deja de producir las mismas cantidades de colágeno y ácido hialurónico que solía generar en las primeras etapas de la vida, propiciando la generación de arrugas.

El dermatólogo agrega que “la genética influye en todos los aspectos del organismo, incluido el envejecimiento de la piel. En este caso, dado que existen factores externos de gran importancia que también contribuyen, la genética toma un papel secundario, lo cual no quiere decir que no tenga influencia”.

En lo que se refiere a las manchas de la piel, también conocidas como manchas solares o lentigos solares, Mayo Clinic las define como “pequeñas áreas planas y oscuras en la piel”, las cuales pueden variar de tamaño y suelen aparecer en las zonas del cuerpo que están expuestas al Sol como la cara, las manos, los hombros y los brazos.

La entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación complementa que las manchas de la edad no necesitan tratamiento, pero sí son una señal clara de que “la piel ha estado muy expuesta al sol y es la forma en que la piel intenta protegerse de un mayor daño solar. Por cuestiones estéticas, se pueden aclarar o eliminar”.

No obstante, sí es prudente que un médico revise las manchas que son negras o que han cambiado de aspecto, pues Mayo Clinic explica que estos cambios pueden ser signos de melanoma, un tipo grave de cáncer de piel.

El mercado ofrece un sinnúmero de opciones para el buen cuidado de la piel, unas ofrecidas por la industria farmacéutica, otras por la industria cosmética; lo cierto es que se encuentra variedad y atienden a necesidades específicas: pieles secas, pieles grasas, entre otras.

A la par de estas opciones comerciales, hay otro centenar de recetas caseras que pueden ser tenidas en cuenta para desvanecer las arrugas y las manchas en la piel que para algunos resultan molestas.

La manzanilla es un ejemplo de ello: tiene efectos antibacterianos, antiinflamatorios y cicatrizantes en la piel, siendo capaz de limpiar y descongestionar los poros, explica una guía publicada por el Ministerio de Salud de Chile.

El portal dedicado a la difusión de contenidos de salud y belleza Salud180 reseña dos recetas sencillas con manzanilla para reducir las arrugas y las manchas en la piel.

Fórmula # 1

Lo primero que se debe hacer es preparar una taza de infusión de manzanilla, para luego agregarle una cucharada de miel y una cucharada de agua de rosas para revolver muy bien hasta que los ingredientes se integren por completo. Surtido este proceso, se aplica la mascarilla en el rostro y se deja actuar durante 15 minutos. Cumplido este tiempo, estará lista para ser retirada.

Fórmula #2

La segunda mascarilla que reseña Salud180 es aún más sencilla de hacer. Solo se necesita mezclar una taza de infusión de manzanilla con una cucharada de avena hasta obtener una pasta. Logrado lo anterior, se aplica la mascarilla en el rostro y se deja actuar durante 20 minutos, para después retirarla con agua tibia.