Hasta hace poco, quienes llegaban a la edad mediana enfrentaban la duda de si aún tenían lo necesario para mantenerse atractivos, relevantes en el trabajo y en la jugada. En medio de esa crisis, muchos optaban por dejar el puesto, la pareja, o ambos, y asumir aventuras que iban desde recorrer en moto Suramérica hasta cambiar de profesión.Pero, hoy, quienes se acercan a esa zona gris entre los 40 y 50 años están viviendo la edad mediana con la entera convicción de que han llegado a la cúspide y son fantásticos para su edad. Y no solo eso: a pesar de tener un poco de papada y unas arrugas aquí y allá, sienten que están en su mejor forma y mucho más atractivos incluso que cuando eran más jóvenes. “Creen que pueden ser sexis por siempre y sería un crimen no aprovechar esa oportunidad antes de que se haga demasiado tarde”, escribe Shane Watson en The Daily Telegraph.Watson, una periodista británica, bautizó el fenómeno con el término midorexia. Mezcló el sufijo ‘rexia’, que indica una obsesión, con la palabra ‘mid’, por la contracción del inglés ‘middle’, en referencia a la mitad de la vida. Con este vocablo, ella quiso señalar a los cuarentones y cincuentones obsesionados con su edad, que se sienten más graciosos, más interesantes, más esbeltos y con más energía que cualquiera. Para ella son la tormenta perfecta de confianza y sabiduría, pero también de ceguera.En su opinión, esa miopía se da porque aunque es bueno sentirse atractivos a esa edad, es absurdo creer que ese encanto tardío tiene el doble de impacto que el de las mujeres y hombres con 20 años menos. “Es loco pero los midoréxicos no lo están viendo claro. Si antes decían ‘me estoy envejeciendo’ ahora piensan ‘soy mucho más atractiva a mi edad que Rihanna’”. Por eso, cuando estas personas cumplen 50 corren a ponerse un bikini, compran un pantalón de cuero, no le tienen miedo a salir en short ni minifalda, ni a llevar el pelo largo. “Creen que se ven maravillosas, no porque lo sean sino porque no se habrían atrevido a usar todo eso cuando eran jóvenes”.Detrás del fenómeno está la industria cosmética que ha logrado brindarles a estas personas mejores productos para teñir el cabello, mejores dietas, fitbits para estar activos físicamente y muchas otras herramientas con las que desafían las leyes de la naturaleza.Para Watson, Gwyneth Paltrow es la celebridad con midorexia más avanzada pues a los 43 años ha decidido mostrar su derrière, algo que nunca quiso hacer a los 20 cuando seguramente estaba en mejor forma. Madonna le sigue, pues a sus 57 años no tiene reparos en asistir a veladas con vestidos que más parecen ropa interior. Entre los hombres sobresalen David Beckham, Daniel Craig y Tony Blair, que a sus 62 años decidió vestir camisas talladas y jeans negros ajustados.Porque un buen midoréxico quiere resaltar sus muslos, caderas y cola. Otros síntomas incluyen no ponerse brasier, llevar el pelo más largo de lo debido, hacersepiercing, usar sombrero y creer que se ve regio en ropa de gimnasio. Y en lugar de entrar en conflicto con los hijos, el midoréxico se monta en el mismo vagón con ellos y adopta sus gustos. “¿Ese que suena es Kanye? Me encanta Kanye”, dice Watson sobre ellos. Además, son activos en Instagram, hablan de sexo a diestra y siniestra y saben de todos los temas, desde Estado Islámico hasta George y Amal Clooney.Algunos psicólogos que ya empiezan a interesarse en el asunto piensan que la midorexia no necesariamente se debe ver como algo negativo sino como una conquista de los adultos, pues ya no se les podrá encasillar por cuestiones de edad. Pero para otros significa sucumbir al culto de la juventud y a la necesidad de encajar con los cánones de belleza impuestos por la sociedad.Como quiera que sea, si una persona a los cuarenta y tantos no sabe quién es Adele, no usa un teléfono inteligente, no tiene intenciones de comprarse unos jeans ajustados, le parece que su cuello está feo y siente que se ve muy mal en shorts, la buena noticia es que está envejeciendo normalmente y sin midorexia. “Pero, cuidado –advierte Watson–, la enfermedad puede atacar en cualquier momento”. El fenómeno apenas comienza.