Olvidar dónde quedaron las llaves o confundir el nombre de uno de los colegas es un ‘descache’ que puede pasarle a cualquiera. No obstante, estas escenas cotidianas suelen generar especial preocupación una vez se entra a la edad adulta.

Conforme pasan los años, el cuerpo empieza a vivir los cambios propios del envejecimiento natural, siendo la degeneración de las funciones cerebrales uno de ellos. De hecho, la vejez es considerado como un factor de riesgo para el desarrollo de ciertas enfermedades asociadas a la pérdida de memoria y la demencia, tal como el Alzhéimer.

Cabe precisar que no es una relación estrictamente vinculante, pero sí se sugiere tenerlo en cuenta para prevenir su aparición. En esta línea, una de las principales recomendaciones en la que coinciden los expertos es en la necesidad de mantener activas las funciones cerebrales, como el pensamiento cognitivo, la memoria, la concentración y la lógica.

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Así como se entrena el cuerpo para fortalecer los músculos, es fundamental ejercitar el cerebro, considerando que es un órgano vital y que de su funcionamiento dependen los sistemas que componen al ser humano. Como explican desde el portal sin ánimo de lucro Ejercicios de Memoria, la importancia de poner a ‘correr’ al cerebro radica en que la falta de actividad deteriora las estructuras ya creadas para conservar la información y los recuerdos.

“Para el cerebro no es tan importante el número de neuronas que posee, como la calidad y fortaleza de sus conexiones entre sí”, añaden. La clave para mantener estas redes que se han formado en el cerebro es importante estimular su capacidad.

Lo anterior se puede realizar por medio de prácticas sencillas, las cuales se recomienda incluir en la rutina diaria. Según indica el portal Cuerpo Mente, los juegos de mesa son ideales para este fin, debido a que exigen cierto razonamiento para mover las fichas estratégicamente, como sucede en el ajedrez.

Otra de las ventajas de estas actividades, de acuerdo con el referido portal, es que usualmente involucra más de un jugador, por lo que además de la lógica se ejercita también las habilidades comunicativas y la inteligencia emocional.

Dándole un giro más divertido, a modo de desafío, desde el blog de Coomeva sugieren un juego en el que se estimula la memoria y las papilas gustativas. Este consiste en preparar algunos platos de comida, los cuales el adulto mayor debe probar con los ojos vendados y luego tratar de adivinar los ingredientes que conforman la preparación.

Los hábitos más tradicionales pueden tener un efecto beneficioso sobre la memoria. Las historias de las familias y los momentos preciados solían quedar resguardados en cientos de hojas de papel que se conservaban de generación en generación, escritas por sus protagonistas.

Por ello, los expertos aconsejan retomar la escritura como una manera de recuperar los recuerdos para poder describirlos, así como de preservar las vivencias y revivirlas al leerlas. Hoy en día, existen diversas tecnologías que permiten que el registro se haga digital, si preocupa la contaminación derivada del papel por ejemplo. Además, el aprendizaje sobre cómo usar estos dispositivos también puede poner en marcha las funciones cerebrales.

A model brain sits next to exercise weights. Metaphor for heavyweight intellects, or a reminder that exercise helps your circulation, so as well as keeping your body fit, it also keeps you mentally active. Double bonus! | Foto: Don Bayley | Getty Images

Beneficio similar produce la lectura. “Se ha demostrado que leer el periódico, libros o revistas proporciona un impulso al cerebro”, indican desde el portal de noticias de Emera Group. Explican que esta buena práctica puede propiciar la salud del cerebro y por ende su funcionamiento.

Ante cualquier dificultad con la memoria o la concentración se sugiere consultar con el médico de cabecera para descartar que se trata de una afección mayor. De ninguna manera, este artículo reemplaza las indicaciones de un profesional.