Normalmente, la piel de los pies es una de las zonas del cuerpo a las que menos se les presta atención, pero es una de las más susceptibles a resecarse e incluso enfrentar infecciones por cuenta de posibles grietas que se forman.
La resequedad se da debido principalmente a que la piel no se hidrata de manera correcta, pero en ocasiones también está relacionada con el uso de zapatos no adecuados o cuando se camina mucho tiempo descalzo, pudiendo además causar otras molestias como comezón o ardor.
Además de eso, cuando la pisada es incorrecta o desequilibrada, es posible que provoque más presión en algunas partes del pie, ocasionando sequedad y durezas en zonas específicas, precisa el portal de bienestar y salud Tua Saúde.
La piel del pie es diferente a la del resto del cuerpo, según información del portal Podo Activa. “Se caracteriza por tener un mayor número de células adiposas. Es decir, un mayor espesor para amortiguar el continuo roce al caminar llegando a ser 50 veces más gruesa que la de la zona de la mejilla de la cara. Además, es pobre en sustancias grasas y, por este motivo, no cumple correctamente su función hidratante”, precisa.
Teniendo en cuenta esta realidad, es importante adoptar medidas tendientes a cuidarla y evitar que se lastime o enfrente infecciones. Mantenerla hidratada es clave para conservar su elasticidad y buen funcionamiento, por ello, la aplicación de cremas y aceites evita que los pies se resequen y agrieten.
Cebolla y aceite de oliva
Si la sequedad ya ha causado un agrietamiento de los talones o endurecimientos en la planta del pie, una buena opción es aplicarse todos los días un tratamiento casero con cebolla y aceite de oliva.
El portal Mejor con Salud indica que la cebolla tiene propiedades antibacterianas que ayudan a prevenir afecciones más graves como las infecciones; mientras que el aceite de oliva humecta en profundidad para reparar la piel dañada.
Para elaborar este remedio se requiere de media cebolla, una cucharadita de sal y dos cucharadas de aceite de oliva. Se extrae el jugo de la cebolla y se mezcla con los otros ingredientes. La pasta que se forma se aplica con un suave masaje por los pies, haciendo especial hincapié en los talones. Se cubre con una venda y se deja actuar, como mínimo, una hora. Posteriormente, se retira con abundante agua, se secan bien los pies y se hidratan con una crema o aceite, la cual se puede dejar en la noche.
El aceite de oliva también puede mezclarse con bananos maduros y preparar una pasta que ayuda a mejorar la condición. Esta fruta tiene propiedades hidratantes que penetran sobre la piel seca para humectarla de forma natural y mejorar su apariencia.
Atención a los talones
De acuerdo con el instituto de investigación Mayo Clinic, es importante prestar un cuidado especial a los talones antes de ir a dormir y la mejor forma de hacerlo es remojar los pies alrededor de 10 minutos en agua sola o con jabón y luego secarlo con golpecitos.
Posteriormente, frotar suavemente los talones con una esponja vegetal para quitar la piel muerta. En esta parte del pie se debe aplicar crema más espesa a base de aceite o con vaselina y luego colocarse un par de medias de algodón a la hora de dormir para ayudar a que el humectante haga efecto.
De acuerdo con los especialistas, es muy importante prestar atención a los talones agrietados y secos, ya que con el paso del tiempo, pueden desarrollar fisuras más profundas, que aumentan el riesgo de infección. Si las medidas de autocuidado no ayudan, es clave consultar con el médico.