El organismo alberga una serie de proteínas, entre esas se encuentra el colágeno, una de las más importantes, con 35 % del total. En contexto, resulta que es un elemento absolutamente imprescindible para sostener la piel y los huesos. Además, le aporta resistencia y al mismo tiempo flexibilidad; y lo mismo hace con los ligamentos, músculos, tendones y cartílagos.

La farmacia Ecoceutis asegura que desde los años cuarenta del siglo XX y hasta ahora se han identificado más de 20 colágenos distintos en la naturaleza dando soporte, forma, organización y estructura a tejidos como la piel, las articulaciones, los pulmones y los huesos.

El colágeno desempeña un papel muy importante en el fortalecimiento de la piel, y además puede beneficiar la hidratación y la elasticidad. Cabe resaltar que a medida que el cuerpo va envejeciendo produce menos colágeno, dando lugar a la resequedad de la piel y a la formación de arrugas, según el portal Healthline.

El magazín Debate México señala que entre sus funciones y beneficios también está la de aportar una proteína presente en la córnea, las encías, los dientes, los vasos sanguíneos, los discos intervertebrales y el cuero cabelludo. Por esta razón, una buena alimentación es clave para la producción de colágeno y el buen mantenimiento del cuerpo.

A medida que el cuerpo va envejeciendo produce menos colágeno, | Foto: Jonny Storey Ltd

El pegamento que une las fibras

  • A partir de los 25-30 años se van “fabricando” menos cantidad de colágeno.
  • Lo mismo ocurre con la elastina o el ácido hialurónico, elementos que junto con el colágeno garantizan la elasticidad de la piel (la elastina) y la hidratación de piel y mucosas (el ácido hialurónico).

Colágeno en todo el cuerpo

Existen 28 tipos de colágeno diferentes en el organismo. Los más estudiados, sin embargo, son los siguientes:

  • Colágeno tipo I: es el más abundante en el organismo, con 90 %. Forma parte de los tejidos que requieren soportar fuerzas mecánicas, como los huesos, la piel, los tendones, los discos intervertebrales y la córnea. Es el tipo de colágeno con el que se elabora la gelatina.
  • Colágeno tipo II: está presente mayoritariamente en los cartílagos, aunque también se encuentra en los discos intervertebrales de la columna. Además, abundan en el líquido cartilaginoso dentro de los ojos, el humor vítreo. Igualmente, produce resistencia, lo cual permite a los tejidos realizar presión intermitente. En el ámbito médico se usa para tratamientos de artritis y artrosis.
  • Tipo III, tipo IV y tipo V: el primero que sujeta los órganos del cuerpo que se expanden, por lo que también está presente en glándulas, músculos, piel y venas.

Tres aliados para no perder el colágeno

  • Una dieta baja en azúcares y harinas refinadas: tomar a diario galletas, zumos o caramelos, hace que aumente rápidamente la glucosa en sangre. Ese exceso de azúcar se engancha a algunas proteínas (elastina y colágeno entre ellas), y así consigue volverlas rígidas o endurecerlas, por un proceso denominado glicación.
  • Un sueño suficiente y reparador: la hormona relacionada con el sueño, la melatonina, tiene poder antiinflamatorio y antioxidante, lo cual ayuda a reducir los signos de la edad. Además, dormir por lo menos unas siete horas aumentará la hormona del crecimiento.
  • El ejercicio moderado y una buena alimentación: forman un tándem antienvejecimiento perfecto. No solo con el aspecto físico, sino también con el sistema muscular y óseo.

Alimentos que aportan colágeno

El colágeno es una molécula compleja que solo se puede encontrar en los alimentos de origen animal. Sin embargo, todas las proteínas, incluyendo las vegetales, se descomponen una vez digeridas y liberan todos sus aminoácidos.

Por esta razón, el cuerpo puede obtener los nutrientes necesarios para la formación de colágeno de muchos alimentos, entre ellos están:

  • Los huevos y los lácteos: consumirlos es otra forma de mantener en buen estado el colágeno, aunque en el caso de los lácteos es preferible elegirlos desnatados para no añadir un exceso de grasa a la alimentación.
  • Las legumbres, los frutos secos y todos los cereales y las semillas: a pesar de ser proteínas parcialmente incompletas, también son necesarios para que el cuerpo sintetice eficazmente el colágeno que sirve para “sostén”.
  • Carnes magras y pescado (en especial azul): consumir buenas carnes y pescados beneficia la producción de colágeno.
  • ¿Funciona tomar caldo “de huesos”?: esta es una de las preparaciones caseras que más colágeno aporta. Si está elaborado a partir de huesos y cartílagos bovinos o de aves, se debe tener en cuenta que las patas de pollo son especialmente ricas en colágeno, ya que aportan una gran cantidad de proteínas biodisponibles, es decir, de fácil aprovechamiento.