Un grupo de investigadores indicó que los microbios, tanto en los océanos como en la tierra, están evolucionando y haciéndose capaces de degradar el plástico.
Los científicos de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia) analizaron muestras de ADN ambiental de cientos de lugares en todo el mundo, con lo cual descubrieron más de 30.000 “homólogos” de enzimas capaces de descomponer diez tipos diferentes de plástico de uso común y encontraron que cerca de 2.000 forman parte del microbioma oceánico y 18.000 al terrestre.
“Casi 60 % de las enzimas identificadas como capaces de degradar el plástico no pudieron ser asignadas a ninguna clase conocida, lo que sugiere que los investigadores descubrieron un contenido funcional novedoso”, indicaron los investigadores a través de un comunicado.
Además, los investigadores dijeron haber detectado que las mayores concentraciones se ubicaban en las zonas más contaminadas, como por ejemplo el Mediterráneo y el Pacífico Sur.
“Actualmente se sabe muy poco sobre estas enzimas que degradan el plástico. No esperábamos encontrar una cantidad tan grande de ellas en tantos microbios y hábitats ambientales diferentes. Este es un descubrimiento sorprendente, que realmente ilustra la magnitud del problema”, aseguró Jan Zrimec, primer autor del estudio e investigador en el Instituto Nacional de Biología de Eslovenia.
Los científicos también advirtieron que la producción masiva de plástico ha pasado anualmente de dos millones de toneladas a cerca de 380 millones a lo largo de los últimos 70 años.
Los graves efectos del plástico en la salud humana y el medio ambiente
La demanda mundial de plástico se ha cuadriplicado en los últimos cuarenta años y se espera que continúe aumentando, con consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud humana. Según un estudio este elemento causa particularmente perjuicios al final de su ciclo de vida. Es el caso de cuando se quema o contamina el agua y el suelo en forma de microplásticos o cuando libera gases de efecto invernadero y contaminantes del aire.
Esa la conclusión de un análisis de la cadena de valor global de los plásticos, realizada en días pasados por investigadores de ETH-Zurich, la cual se centró principalmente en la fase de eliminación. Hay pocos estudios sobre la producción de plásticos, lo que también afecta al clima y la calidad del aire. Sin embargo, un análisis tan profundo requiere información detallada sobre las cadenas de suministro y los procesos para rastrear los flujos de energía y materiales relevantes.
“Hasta ahora, la suposición simplista ha sido que la producción de plásticos requiere aproximadamente la misma cantidad de recursos fósiles que la cantidad de materias primas contenidas en los plásticos, particularmente el petróleo”, dijo en un comunicado Livia Cabernard, estudiante de doctorado en el Instituto de Ciencia y Tecnología and Policy (ISTP) en ETH Zurich. El problema aquí es que la importancia relativa de la producción frente a la eliminación se ha subestimado significativamente.
Cabernard es parte de un equipo de investigadores dirigido por Stephan Pfister, científico principal del ISTP, y Stefanie Hellweg, profesora de ETH de Diseño de Sistemas Ecológicos en el Instituto de Ingeniería Ambiental. Mediante un minucioso trabajo de detective, el equipo analizó el impacto sobre el clima y la salud de la cadena de suministro de plásticos global durante un período de 20 años.
En un estudio publicado recientemente en Nature Sustainability, los investigadores revelaron que la huella de carbono global de los plásticos se ha duplicado desde 1995, alcanzando 2.000 millones de toneladas de CO2 equivalente (CO2e) en 2015. Esto representa 4,5 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y es más de lo que se pensaba anteriormente. Durante el mismo período, la huella de salud global de los plásticos por la contaminación del aire por partículas finas aumentó en 70 %, lo que provocó aproximadamente 2,2 millones de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) en 2015.
Para su estudio, el equipo determinó las emisiones de gases de efecto invernadero generadas a lo largo del ciclo de vida de los plásticos, desde la extracción de recursos fósiles hasta el procesamiento en clases de productos y su uso, hasta el final de la vida útil, incluido el reciclaje, la incineración y el vertedero.
Los investigadores identificaron que el auge de la producción de plásticos en países de reciente industrialización basados en el carbón, como China, India, Indonesia y Sudáfrica, como la principal causa de la creciente huella de carbono de los plásticos. La energía y el calor de proceso necesarios para la producción de plásticos en estos países proviene principalmente de la combustión del carbón. También se utiliza una pequeña cantidad de carbón como materia prima para los plásticos.
“La huella de carbono relacionada con los plásticos del sector del transporte de China, la industria electrónica de Indonesia y la industria de la construcción de la India se ha multiplicado por más de 50 desde 1995″, explicó Cabernard. A nivel mundial, las emisiones de carbón provenientes de la producción de plásticos se han cuadriplicado desde 1995 y ahora representan casi la mitad de la huella de carbono global de los plásticos.