Ningún organismo humano es igual, cada uno es singular en su desarrollo y crecimiento, en las condiciones del ambiente a las que se adapta, las afecciones a las que es más vulnerable y, por supuesto, en sus emociones y sentimientos. Tampoco funciona igual el sistema inmunológico, que se fortalece a lo largo de la vida y protege a las personas frente a enfermedades.

De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el sistema inmune de algunos individuos puede ser especialmente sensible a ciertos factores, lo que genera una respuesta, casi que de alerta. Cabe entender, como lo explican los expertos de este portal, que el sistema inmunológico está diseñado para defenderse de las bacterias.

Lo que sucede con las alergias, que generan una reacción del cuerpo ante algo que no necesariamente representa una amenaza, es que el sistema inmune “responde ante una falsa alarma”. Esto produce el característico malestar: congestión nasal, estornudos, irritación, asma, goteos nasales, y otra serie de síntomas, dependiendo de la gravedad de la alergia.

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De acuerdo con la referida entidad, algunas de las sustancias que pueden generar esta reacción alérgica son el polen, algunos medicamentos, el polvo, el moho, las picaduras de insectos y determinados alimentos.

Un tipo de alergia común es la alergia estacional, cuya principal característica es que se presenta en determinadas temporadas del año. De acuerdo con el portal Ask the scientists, un portal de información médica, esta generalmente se produce por el polen, un alérgeno en el ambiente y que proviene de los pastos, las flores y las hierbas. En las regiones que cuentan con estaciones, esta afección es frecuente en el otoño, la primavera y el verano.

El tratamiento para la sintomatología producida por las alergias solo puede ser definido por un profesional de la salud, quien diagnostique cuál es el alérgeno que genera la reacción del sistema inmune y a partir de ahí indicar el medicamento adecuado. Pero, además, se han investigado las propiedades de otros elementos para mejorar y complementar dicho tratamiento, tales como la miel.

Particularmente, una creencia indica que el tipo de alergia estacional puede aliviarse con la miel, puesto que esta última es obtenida por las abejas al recoger el néctar de las plantas y flores, levantando polen a su paso.

“Así que, en teoría, si usted come mucha de esta miel que contiene polen, su sistema inmunitario empezará a acostumbrarse a ver el polen en el cuerpo”, indican desde un artículo de Ask the scientists. En términos sencillos, la propuesta que se defiende es que la exposición al polen que pueda estar en la miel puede acostumbrar al sistema inmunológico a su presencia.

Pese a la lógica que implica dicha teoría, algunos expertos señalan que no hay mayor respaldo científico de que funcione. Según explican desde Mayo Clinic, todavía hacen falta más estudios clínicos que respalden este poder de la miel. Ahora bien, lo anterior no significa que no sea un ingrediente recomendado para aliviar ciertos malestares, como la tos, y mejorar la inflamación, como lo han demostrado algunos estudios.

Miel | Foto: Getty Images

Adicionalmente, investigadores reseñados por el portal de la organización sin ánimo de lucro, AARP, mencionan que uno de los factores que ponen en tela de juicio la teoría de la miel es que la alergia estacional se desarrolla generalmente por el polen de árboles y el césped, no tanto de las flores, siendo estas últimas las favoritas de las abejas para producir la miel.

Ante cualquier inquietud, la recomendación es acudir al médico de cabecera y seguir las sugerencias del profesional para aliviarse con prontitud. Entre tanto, la miel continúa siendo un ingrediente bueno para complementar la alimentación.