Muchas veces las personas se preguntan por qué al viajar en grupo hay algunos que terminan con los brazos, piernas o cualquier parte del cuerpo llenos de ronchas por picaduras y a otros parece que no les pasa nada.
Hay que decir que cada organismo es diferente, por lo que cada uno produce ciertas sustancias más que otros, que pueden resultar llamativas para estos insectos, que son, generalmente, los transmisores de enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla, el zika, el chikunguña o el dengue.
Hay que decir que los seres humanos, producen por naturaleza dióxido de carbono al respirar y cuando el cuerpo mismo emite gases, estos, hacen que una persona resulte sumamente atractiva para los mosquitos, que, además, se reproducen con mayor facilidad en ambientes cálidos y húmedos, por lo que el verano, es una época propicia para su cultivo.
Al respecto, Joop van Loon, entomólogo de la Universidad de Wageningen en los Países Bajos, explicó que “los mosquitos comienzan a orientarse hacia esos impulsos de dióxido de carbono y continúan volando contra el viento mientras perciben concentraciones más altas que las que contiene el aire ambiente normal”, conforme registra Muy Interesante.
De igual manera sucede con el ácido láctico, que “es una sustancia producida por el tejido muscular y por los glóbulos rojos que transporta el oxígeno de los pulmones a otras partes del cuerpo. Normalmente, el nivel de ácido láctico en la sangre es bajo. Los niveles de ácido láctico aumentan cuando los niveles de oxígeno disminuyen”, de acuerdo a MedlinePlus.
Lo que significa que las víctimas de los mosquitos, son, en su mayoría, adultos, personas de mayor altura y mujeres en estado de embarazo, pues son quienes tienen una mayor producción de dichas sustancias en su cuerpo. Sin embargo, es importante mencionar que “en el mundo existen más de 3.500 especies de mosquito y, de ellas, solo unas 200 se alimentan de sangre humana”, según Telecinco.
Sin embargo, podría decirse que a quienes pican poco, producen algún tipo de “repelente natural”, debido a las moléculas que se produzcan en el organismo de cada persona, esto según un estudio realizado con gemelos, por la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
De otro lado, un estudio publicado por el Journal of Medical Entomology reveló que los insectos pican a las personas cuyo tipo de sangre es O dos veces más que a las que tienen tipo de sangre A, mientras que las de tipo B, están en la mitad, conforme informó Telecinco.
Además, en un estudio de 2011 publicado por la revista Plos One, los investigadores encontraron que “los hombres con una mayor diversidad de microbios en la piel tienden a tener menos picaduras de mosquitos que los hombres con menos microbios en la piel”. Mientras que “los hombres con microbios menos diversos tendían a tener bacterias en sus cuerpos como: Leptotrichia, Delftia, Actinobacteria Gp3 y Staphylococcus”.
Los mosquitos hembra pican, debido a su necesidad de proteína que se encuentra en la sangre para producir sus huevos, en tanto que se alimentan, “las hembras inyectan anticoagulantes que contienen saliva que evitan que la sangre se coagule”. Así, “pueden adquirir organismos patógenos de un huésped infectado y luego transmitir esos organismos a huéspedes previamente no infectados”, de acuerdo al Penn State Extension, web del estado de Pensilvania, Estados Unidos.
“Las condiciones ambientales, como las altas precipitaciones y las temperaturas cálidas, favorecen el desarrollo de mosquitos, aumentan el nivel de infección en la población huésped del reservorio y, por lo tanto, aumentan la posibilidad de que los humanos adquieran la enfermedad”, agrega el PSE.
También, vale destacar que uno de los espacios propicios para la cría y proliferación de los mosquitos o zancudos, son los lugares donde hay agua reposada, por lo que se recomienda estar cambiando constantemente los sitios que se prestan para esto y evitarlo.